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Muchos electores ya tienen decidido su voto para gobernador y alcalde de sus municipios, pero otros solo toman partido a última hora, es el momento de oír programas y ser realistas
El próximo domingo los colombianos elegirán alcaldes para 1.123 municipios; concejales para igual número de municipalidades y a 32 gobernadores con sus respectivas asambleas, en una jornada muy especial en la que Colombia refrenda su rasgo político de ser una de las democracias más antiguas de América Latina. La elección popular de alcaldes y gobernadores llegó hace casi tres décadas al país y cada vez más las jornadas de elecciones en todas las poblaciones colombianas son una verdadera fiesta por la democracia. Estas serán seguramente unas de las votaciones más pacíficas de la historia reciente, caracterizadas por una gran multitud de votantes que superará los 20 millones de sufragios alcanzados hace cuatro años. Pocos países alcanzan tales números de electores escogiendo en democracia a sus líderes locales y regionales. Pero todo no es miel de rosas en una democracia como la nuestra, existe o perduran aires de cacicazgos politiqueros que tienen capturadas regiones enteras; así como también delincuentes electorales profesionales que tienen coptadas regiones enteras a través de la compra de votos, de recibir altas sumas de dinero bajo la mesa de los contratistas y obviamente constriñendo a los electores con burocracia. Para nadie es un secreto que las alcaldías y las gobernaciones son los únicos empleadores en el grueso de las poblaciones colombianas y que acceder a un contrato o conseguir un puesto es cuestión de sobrevivencia. Por esta razón, las autoridades de vigilancia y control electoral deben estar más que atentas a esos lunares que aún subsisten y no dejan que buenos candidatos accedan al manejo de los municipios y departamentos.
Esta última semana es crucial, no solo para los mismos aspirantes a esos cargos de alcaldes, gobernadores, concejales y diputados, sino para los mismos electores; el grueso de ellos ya tienen definidos sus votos por los candidatos de su preferencia, pero existe una buena parte de indecisos o de abstinentes electorales que aún no se deciden y quienes pueden desequilibrar los resultados. Para tomar una buena decisión hay que revisar programas, escuchar promesas y mirar equipos de campaña, pues con esos tres elementos se podrá tomar una buena decisión por el futuro de las ciudades y de los departamentos. El voto útil también entra a jugar un papel determinante, pues hay candidatos afines ideológicamente a un sector que no tienen oportunidad en las urnas, pero sus seguidores sí pueden pasarse a última hora para otras campañas afines que estén apretadas en la intención electoral y así lograr al final unos resultados buenos para los programas de desarrollo de las regiones. Insistimos en la oportunidad del voto útil, es muy difícil científicamente hablando que aspirantes que hoy estén en tercer y cuarto lugar puedan sorprender a las encuestas.
Al oído de los candidatos, esta última semana es la oportunidad para sincerarse con sus audiencias; no seguir diciendo palabras populistas o haciendo promesas muy difíciles de cumplir. Todos los municipios del país -más los departamentos- pasan por un momento de estrechez financiera y esas palabras necias de obras faraónicas no se van a cumplir por ausencia de grandes presupuestos. Bien podríamos decir que esta última semana es la de la reflexión, la de la sinceridad para elegir a los mejores.
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