Uno de los pilares de la responsabilidad social empresarial en Colombia son las cajas de compensación desarrolladas desde hace 70 años y que se han convertido, desde entonces, en la espina dorsal de la educación, la salud, la vivienda, la recreación y el entretenimiento de los trabajadores. Y no es gratuito, las 43 cajas que funcionan en los 32 departamentos existen principalmente por el impuesto parafiscal de 4% que pagan los empresarios para que sean una realidad. Solo un puñado son casos empresariales exitosos y sus ingresos no solo vienen de la parafiscalidad, ingresan recursos de hoteles, farmacias, supermercados, colegios, universidades, clínicas, hospitales y EPS. Las cajas representan importantes conglomerados empresariales maduros que no han encontrado la manera de dar un salto en su desarrollo y “destetarse” de la parafiscalidad que tanto ahoga a los empresarios. Ahora, que el sistema de salud está haciendo agua porque el Gobierno Nacional ha encontrado la fisura que le brinda la Unidad de Pago por Capitación, UPC, se ha puesto en evidencia que las cajas no solo son las dueñas de Nueva EPS, recientemente intervenida, sino que casi todas también sostienen EPS propias, generando una confusa Torre de Babel de manejo de recursos públicos. No son empresas de capital privado como algunos líderes de las cajas de compensación han presentado siempre su papel en la economía, derivan su sustento en una buena parte de ese oneroso 4% que todo empleador debe pagarles; muchas se han quedado suspendidas en el tiempo como cotos privados de un puñado de empresas sin ninguna evolución. El gremio que las representa no ha sido activo en explicar, socializar y hasta defender el papel de las cajas como Empresas Prestadoras de Salud. Su papel es absolutamente importante en la salud de los colombianos: si miramos detenidamente de la población afiliada al sistema de salud, unos 50 millones de colombianos cubiertos con acceso a salud, 49% del régimen contributivo, 47% del régimen subsidiado y 4% de los regímenes de excepción, las EPS de las cajas aseguran en salud a 38% de ese total, unos 20 millones. Las EPS del Régimen Contributivo de las cajas tienen afiliados a más de 10 millones de usuarios, poco más de 40% de la participación en el aseguramiento de los usuarios de este régimen. En el subsidiado, las EPS de las cajas tienen 38% de la población, unos 9 millones de afiliados. Por tanto, ante la debacle actual, las cajas no pueden estar calladas, deben explicar, defender, aclarar, trabajar para que el sistema no colapse, pues su silencio no ayuda para nada. No es momento de callar, no es el momento de sentarse a esperar que todo se caiga para que la economía se deteriore más; las cajas son el mejor invento social colombiano, unas seis o siete son auténticos casos de éxito empresarial regionalmente reconocidos, no deben ser inferiores a su papel social y menos aún de cara a la parafiscalidad. Las cajas son claves en la política pública de subsidios de vivienda, en la educación técnica, en la distribución de medicamentos y, por supuesto, en la universalidad de la salud, pero su papel de bajo perfil en esta coyuntura no es el más adecuado; Nueva EPS era de su propiedad, sus EPS particulares también están bajo acecho por la Superintendencia de Salud, no es el momento de dejar que todo pase. Hay que actuar.