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Colombia tiene un sistema de compensación muy competitivo y maduro, que no debe dejar pasar la vacunación privada para “compensar” el parafiscal que recibe de los empresarios
Casi siempre que se presenta una nueva reforma tributaria, se revisa o se discute en el Congreso el impuesto parafiscal de 4% que pagan los empresarios por cada empleado y que se destina a fortalecer el sistema de cajas de compensación familiar, entidades creadas en 1957 para administrar y pagar el subsidio familiar, pero que pasadas casi siete décadas tienen docenas de servicios diferentes. Esta vez, el proyecto de ley de Solidaridad Sostenible, o tercera reforma tributaria de este Gobierno, ha sido una excepción y no se ha tocado a las cajas, pero su papel en el sector de la salud es determinante para que empiecen a pedir espacio en el plan de vacunación del sector privado, que es inminente.
El Ministerio de Salud ya le da las puntadas finales a la reglamentación que le permitirá desde junio a las empresas importar vacunas y coordinar con las EPS las respectivas aplicaciones de las dosis; es allí en donde se requiere que las cajas de compensación empiecen a jugar un papel más protagónico al lado de sus máximos patrocinadores: los empresarios. Máxime ahora -discutible y desapercibido- que las cajas de compensación se han afiliado en masa a varios gremios de la producción, en una suerte de endogamia empresarial que atenta contra cualquier noción de gobierno corporativo, pues son los mismos gremios los que participan en sus juntas directivas. Mejor dicho, una suerte de sillas giratorias en las juntas de las cajas y en las juntas de los gremios, situación que se observa compleja con gran plenitud en las regiones. Pero ese es un asunto por resolver desde los organismos de control y vigilancia, que no le han puesto mucho cuidado al asunto.
El punto ahora es que las 43 cajas de compensación deben empezar a jugar un papel mucho más protagónico y dinámico en articular propuestas para hacer realidad que las empresas no solo puedan adquirir las vacunas, sino aplicarlas a sus empleados y ojalá a sus familias, para ayudar a acelerar el lento proceso de vacunación, que se ha ralentizado en unas 60.000 vacunas diarias, cuando la velocidad de crucero requiere más de 200.000 cada día para llegar a la meta de 35 millones al final del año. Si los gremios y las cajas de compensación diseñan desde sus juntas directivas, hacen propuestas conjuntas a los ministerios comprometidos, quizá su papel sea tan destacado como hasta ahora lo ha sido en cada uno de los sectores en los que tienen negocios, tales como la salud, la educación, el turismo, el entretenimiento, las droguerías, los supermercados, entre otros.
Pareciese de perogrullo, pero vale la pena recordar que la reactivación económica debe ser el mantra en todos y cada uno de los sectores económicos y los jugadores del sector productivo, pues solo si el país logra crecer este año por encima de 4%, se empezará ver disminuir la alta tasa de desempleo, con lo que a su vez se benefician las cajas, pues cada nuevo empleado es un 4% adicional en la afiliación. Los gremios deben utilizar su posición en las cajas de compensación para promover la idea de que sean ellas las que lideren la compra de vacunas y la vacunación empresarial, pues de momento sería un gran argumento para que en el articulado de la nueva reforma tributaria no se toque el parafiscal de compensación, dado que estarían enfocadas en el plan de vacunación privado.
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