Las cajas deben visibilizar más el empleo formal

Una de las noticias económicas de la semana pasada fue el dato del desempleo que da el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, y que dicta que en el pasado abril la tasa de desempleo fue 10,6%, una cifra ligeramente inferior a 10,7% del mismo mes del año pasado. Dicho de otra manera, el número de desocupados registró una caída insignificante hasta 2,7 millones.

El gran problema es que el Dane se demora mucho en discriminar las cifras de desempleo en términos de formalidad e informalidad; es más, nadie en el país económico abandera que cada vez haya más trabajadores formales, es decir, que tengan seguridad social, aporten a pensiones, a salud y cuenten con un seguro de riesgos profesionales.

El Dane solo da cifras en bruto sin ninguna intencionalidad, como debe ser, pero la tarea de sensibilizar por el trabajo formal entre la población económicamente activa es terreno baldío. No está bien que los formadores de la economía colombiana solo se sienten a esperar la cifra de desempleo sin analizar ni preocuparse, por ejemplo, por el crecimiento de la informalidad, máxime cuando el Gobierno Nacional no incentiva que los trabajadores se formalicen, sino que ofrece subsidios, salud y pensiones gratis sin hacer ningún aporte.

Es de Perogrullo plantear que si el trabajo es más informal que formal, las pensiones y la salud universales volarán por el cielo y serán impagables. Así como la banca ha sido la piedra angular para que más colombianos se bancaricen, deben ser las cajas de compensación los pilares fundamentales para sensibilizar de la importancia del trabajo formal; no en vano por cada trabajador formal que contrate una empresa debe aportarse 4% para las cajas. Ingreso que significa en el menor de los casos 60% de los ingresos de esas exitosas instituciones que están cumpliendo 70 años de gran aporte al tejido empresarial colombiano, y que son un caso de éxito de auténtica exportación.

Las cajas deben empezar por informar cada mes en todos los medios de comunicación (como lo hace el Dane), en sus redes sociales, en todas las plataformas que tengan a su alcance, la evolución del empleo formal en todo el país. Por regiones, sectores, edades, género, pues son la gran base de datos de la Colombia desarrollada que paga impuestos parafiscales y mide cómo se disminuyen las precariedades nacionales. Y más allá del imperativo de visibilizar el empleo formal que las mantienen pujantes deben concientizarse de su gran papel histórico en el mejoramiento de la calidad de vida de muchas generaciones.

El último dato que entrega en bruto el Dane (marzo de 2024) sobre el comportamiento de la informalidad en el país dice que “en el trimestre enero - marzo 2024 la proporción de ocupados informales fue 56,3%, lo que significó una disminución de 1,9 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre del año anterior (58,2%)”.

Lo cual no dice mucho; y es allí en donde el sistema informativo de las cajas debe diseñar un indicador de formalidad que haga ver el valor de que los empresarios y generadores de empleo paguen el parafiscal.

Son las mismas cajas las que deben dar dicha información, pues los datos que reposan en la Superintendencia que las vigila no son creíbles, pues es una de las más oficinas más deficientes del Gobierno, no solo por su incompetencia, sino por los brotes de corrupción que históricamente allí se han alojado.