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El aporte parafiscal a las cajas de compensación debe beneficiar a más colombianos, pero para ello hay que innovar
¿A qué colombiano le cabe alguna duda de que millones de trabajadores se benefician diariamente de las actividades de entretenimiento, capacitación programas de vivienda y de salud de las cajas de compensación? A muy pocos de quienes han disfrutado a lo largo de seis décadas del trabajo social de estas actividades adscritas al sector solidario. Muchos empleados formales solo pueden hacer turismo, educar a sus hijos, tener vivienda propia y hasta hacer mercado en la red de servicios que ofrecen las cajas.
Pero hay mucho trabajo por delante para ampliar los servicios a más colombianos, innovar en productos y renovar el portafolio. El subsidio familiar en Colombia se creó mediante el Decreto 118 de 1957 y desde entonces han sido pocos los cambios estructurales que han tenido las cajas de compensación, que disponen de un impuesto parafiscal de 4%. Es ampliamente conocido que el Sistema de la Protección Social recibió el año pasado aportes que rondan los $40 billones, pero que según un reciente estudio del Gobierno Nacional, el recaudo debió ascender a unos $55 billones, en conclusión hay un nivel de evasión de 27%.
La Unidad de Gestión Pensional y Parafiscales, quien recientemente elaboró la investigación puso el dedo en la llaga y advirtió que entre los subsistemas (salud, pensión, riesgos laborales, Sena e Icbf) están las cajas de compensación familiar, las cuales dejan de percibir cuantiosos recursos. La administración Santos con apoyo del Congreso ya decidió que el 4x1000 iría para financiar programas de desarrollo rural en beneficio de los campesinos, una salida muy aplaudida por los contribuyentes de este impuesto que frena la bancarización y genera movimientos alternos de grandes flujos de capitales. Incluso, en la última reforma tributaria se alivió la carga prestacional de las empresas y se fortaleció en su presupuesto al Sena y al Icbf, pero nuevamente las cajas no se tocaron por su buen papel en materia de canal para adjudicar subsidios de vivienda.
No obstante, que hayan hecho bien su papel durante seis décadas, no blinda a las cajas de que tengan que reinventarse, modernizarse, actualizarse al siglo XXI, incluso algunas rediseñarse completamente y salir de los manejos políticos en que se han visto inmersas. No todas las entidades de compensación funcionan bien, hay algunas anquilosadas que se han convertido en feudos de señores feudales quienes las han capturado en alianza con un buen número de empresarios o políticos regionales que los mantienen en sus tronos. El reto que deben asumir las cajas es aceptar el debate económico frente a la reconfiguración que está viviendo el Estado en materia de parafiscales. Es un impuesto muy alto que pagan los trabajadores que debe ampliarse a más colombianos.
Para desvanecer el reino de la incertidumbre se necesitan acciones concretas, con foco y objetivos precisos, 2025 debe ser un tiempo de hacer, ejecutar, quejarse menos y garantizar resultados