Las deportaciones masivas tienen consecuencias

Project Syndicate le preguntó al ex economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo y profesor de Harvard Kennedy School, Ricardo Hausmann, dónde aparecerán los primeros costos de esta estrategia y en qué medida la concesión de más visas H-1B a trabajadores altamente cualificados, como propugnan algunos aliados de Trump, compensaría el daño.

El exministro de Planificación de Venezuela respondió que “las restricciones a la inmigración impiden el crecimiento al reducir la oferta de mano de obra y debilitar la innovación. Los inmigrantes poco cualificados son importantes para muchas industrias, como la construcción y los servicios. Al ofrecer servicios de cuidado, también liberan a los nativos altamente cualificados, especialmente a las mujeres, para que participen más plenamente en la economía. Si la oferta de mano de obra se contrae, la Reserva Federal de Estados Unidos tendrá que mantener las tasas de interés altas durante más tiempo”.

Al mismo tiempo enfatiza en que los inmigrantes están sobrerrepresentados en el emprendimiento, la innovación, la ciencia y la tecnología. Para facilitar su continua contribución a la innovación y el dinamismo de Estados Unidos, se debería aumentar radicalmente el número de visas H-1B disponibles.

Pero las visas H-1B se conceden a pedido de las empresas; Estados Unidos también necesita visas para emprendedores. Y necesita mejorar la capacidad de los graduados extranjeros de universidades estadounidenses para permanecer en Estados Unidos. En pocas palabras, son inminentes las consecuencias en el mercado laboral calificado y no calificado de las políticas públicas emprendidas por el nuevo presidente de Estados Unidos; es cierto que la migración ilegal se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades americanas, pero también es real la demanda en la economía por dicha mano de obra.

Históricamente no se puede desconocer que la migración es determinante para el país que la emite y para el que la recibe, no hay dicotomía entre migración e inmigración en términos económicos. Un paradigma que tarde o temprano impactará las nuevas políticas estadounidenses si se mantienen. Es cierto que la migración es considerada un problema para la estabilidad de una nación, incluso se habla de un problema de seguridad interna, más en tiempos posteriores a la pandemia, pero el envejecimiento de las poblaciones, los bajos nacimientos y las características propias de las nuevas generaciones en edad laboral, hacen que los migrantes sean más que necesarios.

Muchos países europeos ven en la llegada masiva de extranjeros un factor positivo para sus finanzas, pues permite reducir la tasa de desempleo y potenciar el crecimiento del PIB. Economistas como Hippolyte D’Albis, Ekrame Boubtane y Dramane Coulibaly, estudiosos del tema con base en Europa, demuestran en estudios históricos que los solicitantes de asilo no son una carga para Europa Occidental desde un punto de vista macroeconómico.

Los eventos migratorios precedidos de guerras y conflictos sociales han tenido impacto positivo en las economías receptoras. Aún no hay estudios económicos en Colombia sobre el impacto en el PIB y mercado laboral de los venezolanos llegados desde hace una década, pero sin duda es mejor de lo pensado.