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Por donde se mira la inflación de 2017, esta está volviendo al rango meta del Emisor y se aleja de ser un dolor de cabeza de las autoridades económicas
A la luz de los datos dados a conocer por el Dane ayer, en los que se muestra como el Índice de Precios al Consumidor empieza a volver por el cause señalado por los codirectores del Banco de la República, se puede decir que los alimentos están espantando la inflación, al menos por lo que se ve en los tres primeros meses del año en los que el IPC acumulado es muy inferior a 3%, un dato clave si se compara con el mismo periodo del año anterior cuando este cabalgaba en 4%. Los economistas históricos se referían a esta situación como “romperle el espinazo a la inflación”, dicho de otra forma cambiar la tendencia alcista de los productos básicos e incontrolables. Y el sector que ha jugado el papel más determinante en esta coyuntura es la variación de precios de los alimentos, que no ha registrado en ningún mes de lo corrido del año como el más inflacionario. Esto ocurre gracias a la cantidad de lluvias que han soportado los cultivos y que opone a la situación experimentada en años anteriores cuando el tradicional veranillo de enero se extendía casi hasta abril, en el que siempre llueve, pero las cantidades eran insuficientes a las históricas. Este primer trimestre de 2017 registra una pluviosidad 60% superior a la de años anteriores, lo que nos permite ser optimistas por el comportamiento de los precios y casi asegurar una buena provisión de cosechas hasta terminar el primer semestre. Productos como los tubérculos, los cereales, más la carne y la leche, que dependen mucho del agua, tienen un buen momento y sus comportamientos y la variación de sus precios no estará por encima del promedio mensual, incluso en las centrales de abasto se plantean una fuerte bajada de precios para el segundo semestre por la alta oferta en departamentos tradicionalmente productores. El precio del dólar que determina las importaciones de alimentos también ha jugado un papel en el comportamiento de los precios, pues su impacto no ha sido notorio máxime si se compara con los trimestres pasados cuando el dólar superaba los $3.000. Sectores como la educación en enero, la salud en febrero y el entretenimiento y las comunicaciones en marzo, se convierten en frentes de cuidado, pero son comportamientos estacionales que están más sincronizados con los gastos sociales en cada mes, como entrada de colegios, ajuste de precios de servicios y temporada de vacaciones de Semana Santa. El año pasado la noticia económica para marzo era que la inflación anual había subido hasta 7,98%, una de las más altas de la historia reciente; y el precio de los alimentos era el que más presionaba el bolsillo, a la fecha se habían elevado hasta 12,35%. Ahora bien, hay un par de elementos que juegan roles determinantes en la formación de los precios al consumidor como son los combustibles y el transporte, el año pasado había aroma de paro camionero y las gasolina no subía sustancialmente, esta vez esos dos factores son para tenerlos en cuenta.
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