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El próximo 9 de abril los mandatarios locales y regionales cumplen sus primeros 100 días al frente de gobernaciones y alcaldías, tiempos extraños que han puesto a prueba su gestión
En pocos días 1.122 alcaldes, 32 gobernadores, 12.061 concejales y 418 diputados cumplirán sus primeros 100 días de prestarle un servicio al país como funcionarios públicos elegidos en elecciones democráticas sin tacha. Y no se puede dudar en afirmar que han sido los 100 días más extraños que a unos mandatarios locales y regionales les ha tocado que sobrellevar; solo habían cumplido dos meses de funciones cuando se les vino encima el complejo problema del Covid-19, que los ha puesto a prueba y les ha medido su capacidad de reacción y de manejo de lo público. Pero el asunto más complicado para sus municipios y departamentos es que no se han hecho los planes de desarrollo y, tal vez, se demoren más tiempo del que el Departamento de Planeación Nacional les da por norma, pero como bien dice el dicho popular “en época de guerra no se dice misa” y tendrán que trabajar muy de la mano con sus concejos y asambleas para poder ejecutar las ideas de progreso, bienestar y desarrollo que tenían o que propusieron durante las campañas. En todas las alcaldías y gobernaciones no se habla de una cosa distinta que de proteger a sus gobernados de la pandemia que sacude al mundo.
Y es que no es lo mismo trabajar con abundancia de recursos que con deudas y demandas como a muchos les sucede. Las cinco grandes capitales económicas del país tienen gobernantes carismáticos, preparados y con experiencia política, además de contar con grandes presupuestos, por lo que es más gestión que salir a buscar dinero en la banca o en los contribuyentes. La plata no es precisamente el asunto prioritario para Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga, a pesar de que las ideas de desarrollo siempre tienen que ver con grandes obras de infraestructura que seguramente se tendrán que aplazar por unos años mientras las finanzas de todo el país mejoran y las regalías vuelven a ser una fuente de recursos para todas las regiones. El problema es para el resto de alcaldes y gobernadores que no tienen recursos y que recibieron la olla muy rapada como siempre sucede; es allí donde los concejos y asambleas juegan un papel importante para buscar nuevas formas de financiación.
Ahora bien, casi nunca se concilia en función del progreso entre concejos-alcalde y asambleas-gobernador y se pierde mucho tiempo en disputas políticas que le hacen mucho daño a los municipios y regiones. Hoy más que nunca se necesita trabajo mancomunado, no solo entre alcaldes, concejos, gobernadores y asambleas, sino con las universidades y los pequeños y grandes empresarios de todas las regiones para desatrasar los planes de desarrollo y que esta crisis del Covid-19 no pase en vano sin haber priorizado los nuevos temas de la gestión y la gobernanza. Hoy no se les puede pedir a los gobernantes locales y regionales que no redireccionen sus planes de gobierno y de desarrollo porque el mundo ha cambiado y temas otrora no tenidos en cuenta como la salud y el ambiente deberán estar en la espina dorsal del trabajo para los próximos cuatros años. Una crisis como la que atraviesa el mundo obliga a cualquier alcalde del pueblo más pobre o pequeño de Colombia a saber el estado de sus hospitales, el número de camas y UCI, además de diagnosticar si sus colegios tienen internet. En pocas palabras estos 100 días fueron de aprendizaje, pero hay que empezar de nuevo.
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