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La protección del medio ambiente no debe ser exclusivo de un partido político, es un tema crucial que debe ser promovido por los gobiernos de turno con políticas de Estado
Baby Boomers, Generación X, Millennials y Centennials se encontrarán frente a las urnas el próximo año para elegir a los congresistas y al Presidente de la República que deberán llevar las riendas del país ad portas de 2030, la tercera década del siglo XXI. La prospectiva electoral dicta que empiezan a aparecer otros temas en la agenda política y la opinión pública que determinarán el favor de los electores; cosas tradicionales para Baby Boomers y Generación X, como el desempleo, la paz, la seguridad, la infraestructura, y por supuesto el crecimiento económico estarán allí como pendientes no resueltos por los viejos gobernantes, pero saltarán como prioritarios asuntos concernientes a la salud, la educación, la mujer, la tecnología y el ambiente, que empatizan con Millennials y Centennials. Suena a sentencia, pero es cierto: los aspirantes al Senado, a la Cámara y a la Casa de Nariño que no conecten con temas de conversación que verdaderamente afectan a la Colombia del nuevo siglo, estarán perdidos.
Cada uno de estos temas amerita capítulos exclusivos de análisis; de momento, es el ambiente el más oportuno para sustentarlo como prioritario. Si bien hay Baby Boomers (los nacidos antes de 1968) que no solo actúan y piensan como Millennials (los nacidos entre 1984 y 1999), se puede decir que es una generación que está saliendo de los cargos de dirección del país y que el ambiente nunca fue uno de sus fuertes. El poco cuidado de la naturaleza, la deforestación y en general los daños ambientales fueron una constante en sus años de plena actividad económica; para la inmensa mayoría de ellos fue un asunto menor que hoy tiene graves consecuencias. Nunca delimitaron bien las áreas de explotación agropecuaria y la minería era totalmente extractiva sin mínima responsabilidad social, ni ambiental.
Y así como los nacidos bajo el contexto de la Generación X (los nacidos entre 1968 y 1983), renegaron de sus padres Baby Boomers por trabajar en una empresa durante tres o cuatro décadas sin aprender a emprender, los Millennials, pero más los Centennials (los nacidos después de 2000 y verdaderos nativos digitales) reniegan de todos sus antepasados porque ninguno logró cosas tan mínimas como reciclar, cuidar los árboles, los animales o tener un consumo responsable. Pero lo que más los diferencia es que ven los políticos con cuento verde una alternativa con propuestas más afines de lo que ellos quieren para el futuro. Tristemente en Colombia no hay un verdadero partido verde que brille por propuestas de corte ambiental en el Congreso. Incluso, la administración central actual ha tenido más acciones ambientales disruptivas que los partidos que se han apoderado del discurso ambiental, mas no de las acciones concretas que le devuelvan la esperanza de un ambiente saludable y protegido.
El nuevo Congreso, porque este ya se enfrenta a su última legislatura, debe conformarse por políticos profesionales sólidos en lo ambiental, no de “talibanes ambientalistas” que se oponen a todo sin criterio y sin propuestas concretas. Es un hecho indiscutible que el voto joven será determinante en la renovación del Congreso y en la elección presidencial, motivo más que suficiente para que los aspirantes a quedarse con el favor electoral, estudien y preparen las propuestas ambientales serias que los seduzcan y el mismo Estado vea en lo ambiental una fuente inagotable de políticas de largo plazo.
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