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Todos los meses de lo corrido del año, el dato del desempleo ha sido más alto que el de años anteriores, situación que debe ‘pellizcar’ al Gobierno para atajar un problema estructural
Comienza el sexto mes del año con las alarmas encendidas en el frente del desempleo: por cuarta vez consecutiva en lo corrido de 2019 el dato revelado por el Dane es superior al presentado el año anterior en el mismo período.
La tasa de desempleo del trimestre móvil febrero - abril 2019 fue 11,0%, lo que representó un aumento de 1,1 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre móvil de 2018 (9,9%). Las cifras hablan por sí solas, la tasa de desempleo fue 10,3%, mientras que en las 13 ciudades y áreas metropolitanas ascendió a 11,1%. En abril del año pasado las cosas iban mejor pues en el consolidado la cifra era 9,5% y para el total de las 13 ciudades y áreas metropolitanas de 10,7%.
Ya se vio en marzo pasado que el desempleo se ubicaba en 10,8%, 1,4 puntos porcentuales por encima del resultado del mismo mes de 2018, que fue de 9,4%. Lo mismo había sucedido en febrero, mes en que las cifras hablaban por primera vez de una disparada al registrar 11,8%; un punto porcentual superior a la observada en febrero de 2018. Ese mes, el desempleo urbano, que se mide en las principales 13 ciudades del país, llegó a 12,4%, mientras que para la misma fecha del año pasado era de 11,9%.
Así las cosas, el número de colombianos sin trabajo ronda los tres millones de personas, cifra que crece con el paso de meses a una tasa de unos 300.000 nuevos desempleados cada 30 días, situación que alarmaría a cualquier ministro. Lo preocupante es que la economía ha mantenido la generación de empleo que a la postre sigue siendo insuficiente para cubrir el aumento en la oferta de trabajo dinamizada por la ola de migrantes venezolanos y claramente las bajas tasas de crecimiento económico; no se puede olvidar que se esperaba un PIB en el primer trimestre de 3,5% y solo llegó a 2,8% decepcionando a los inversionistas y a los mismos tejedores de políticas públicas.
Es un imperativo que se requiere de un mayor crecimiento de la economía para mantener estable el mercado laboral y evitar que las cifras se sigan deteriorando, pues es uno de los indicadores fundamentales que más afectan el consumo y los planes de inversión de las grandes compañías. Lo primero es interiorizar que el desempleo está desbordado y que el Gobierno Nacional debe activar un plan de reactivación económica que haga crecer más el aparato al tiempo que regenere nuevos empleos; con la conciencia de que hay más gente demandando nuevos trabajos, bien sean jóvenes que ingresan al mundo laboral o migrantes venezolanos; una realidad que debe ser tenida en cuenta.
No se pueden seguir haciendo diagnósticos superficiales sin acción o plan de soluciones; se trata de pasar a la ejecución urgente entre los gobiernos y las empresas. No se entiende, por ejemplo, que se eche la culpa del desempleo creciente a los migrantes, cuando en las ciudades que más llegan venezolanos o colombianos que regresan a su país -tales como Barranquilla o Santa Marta- la tasa siga en niveles bajos muy lejos de los dos dígitos. Siempre las bolsas grandes de personas sin trabajo se concentran en Quibdó, Armenia y Florencia, capitales siempre a la cabeza del desempleo. El Banco de la República ya prometió un estudio encomendado a la oficina de Medellín y el Ministerio de Trabajo estudia a fondo el tema, pero no se puede seguir en “plan diagnóstico”, pues ya entra el segundo semestre.
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