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El WSJ alerta sobre la caída de la tasa de natalidad y las consecuencias económicas, sociales y políticas de un problema que puede cambiar las dinámicas globales en dos décadas
Por estos días se habla con propiedad del bono demográfico, referente a la tasa de población joven que trabaja formalmente y cotiza a las pensiones, para que los ya jubilados o pensionados puedan tener sus respectivas mesadas, tal y como ellos lo hicieron hace tres o cuatro décadas.
Se hace referencia al tema por la actual discusión de la reforma pensional que llega a sus dos últimos debates, pero sin ser una verdadera reforma pensional que solucione asuntos estructurales como la edad de pensión; tal como están las cosas, es solo cuestión de quién administra el dinero del ahorro pensional de los colombianos que cotizan, si son los fondos privados, el Banco de la República o todo queda en manos de Colpensiones.
Dicho bono demográfico está bajo la lupa en todos los países, más en los desarrollados, que han encendido alarmas sobre la cada vez mayor escasez de bebés: ¡no están naciendo tantos niños como se necesitan! Dice el Wall Street Journal que “de repente no hay suficientes bebés. El mundo entero está alarmado. Las tasas de natalidad están cayendo rápidamente en todos los países, con consecuencias económicas, sociales y geopolíticas”.
“El mundo se encuentra en un hito demográfico sorprendente. Pronto, la tasa de fertilidad global caerá por debajo del punto necesario para mantener constante la población. Puede que ya haya sucedido. La fertilidad está cayendo en casi todas partes, para las mujeres de todos los niveles de ingresos, educación y participación en la fuerza laboral. La caída de las tasas de natalidad tiene enormes implicaciones para la forma en que vive la gente, cómo crecen las economías y la posición de las superpotencias del mundo”.
Las causas de esta nueva realidad mundial tienen su origen hace varias décadas, no es un problema de generación espontánea de hace un par de años, viene de tiempo atrás, producto de muchas razones familiares, de género, y por supuesto, económicas. Las mujeres, desde los años 40, han incursionado más que antes al mundo laboral, académico y profesional, la maternidad como se conocía no es una prioridad, pues existía el credo infundado de la súper población mundial.
La maternidad tardía es una realidad de las dos últimas décadas y ha crecido la negación de las parejas a tener hijos, nuevas tendencias que empiezan a mostrar consecuencias. Dice el Journal que “se supone que la demografía es una fuerza que avanza lentamente, pero la crisis de los bebés está ocurriendo tan rápida y ampliamente que ha tomado a muchos por sorpresa. Algunas estimaciones sitúan ahora el número de bebés que tiene cada mujer por debajo de la tasa de reemplazo global de alrededor de 2,2. EE.UU. hace tiempo que superó ese nivel. La tasa de Corea del Sur, la más baja del mundo, alguna vez fue inimaginable (...) En países de altos ingresos, la fertilidad cayó por debajo del nivel de reemplazo en la década de 1970 y bajó durante pandemia. También está cayendo en países en desarrollo. India superó a China como el país más poblado el año pasado, pero su fertilidad ahora está por debajo del nivel de reemplazo”.
Al fenómeno se le conoce como “invierno demográfico” y en Colombia debería estudiarse con más seriedad, máxime ahora que hay una reforma pensional en el Congreso. “Una economía con menos niños tendrá dificultades para financiar pensiones y atención sanitaria para un número cada vez mayor de personas mayores”, dice el WSJ.
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