Colombia sigue con tasas de desempleo altas si se compara con la región y no hay razones estructurales para que baje
La tasa de desempleo en Colombia durante 2012 registró un 10,4%. Una cifra casi idéntica a la que se había presentado el año inmediatamente anterior cuando alcanzó el 10,8%. Lograr un dígito era algo así como una meta sicológica que todavía está lejos de ser lograda, máxime en un año en donde la desindustrialización sigue ganando terreno, hay más señales en el mercado de ‘enfermedad holandesa’, las importaciones están disparadas y la revaluación del peso campea en la economía.
Incluso si el desempleo hubiese logrado bajar del 10% durante 2012, ese registro es el reflejo de que algo mal se está haciendo y que por más que se haga populismo con cifras macroeconómicas la realidad del mercado demuestra otras cosas. Es cierto que la reforma tributaria recientemente aprobada va encaminada a la formalización del subempleo y a la generación de nuevos puestos de trabajo. Recordemos que a los empresarios se les alivió la carga parafiscal para que generaran puestos; así como en su momento se socializaron los tratados de libre comercio para que los exportadores abrieran mercados y generaran más empleo localmente.
La primera afirmación está por verse pues el alivio tributario es reciente, y la segunda no se ha dado todavía porque las empresas no están aprovechando los tratados comerciales. Lo único cierto en términos de teoría económica es que cuando un país como el nuestro (una economía emergente joven y dinámica) crece su producto interno bruto en tasas sostenidas por un lustro en promedios del 6% y el 8% se reducirá de manera estructural el desempleo en un punto. Pero cuando el crecimiento está basado en el sector minero energético, esas cifra no crea trabajo para la gente, simplemente una ilusión de bienestar y riqueza en algunos sectores de servicios.
Colombia no genera empleo porque se vive un proceso de desindustrialización desde hace varios años y porque el sector agropecuario no recibe el cuidado que se merece, en el entendido que existan políticas públicas de educación, financiación y creación de empresas sólidas que le apuesten a la agroindustria. La construcción es un sector basado en ciclos económicos y en las decisiones gubernamentales, y en consecuencia no se le puede responsabilizar de la destrucción de empleos. Mucho menos al comercio en un país que bancariza a través del sistema financiero especializado en el retail.
El desempleo no baja en Colombia, tal como sí lo ha hecho en los países de la llamada Alianza del Pacífico, porque no hay políticas tripartitas (empresa, sindicatos, gobierno) que elaboren un plan a largo plazo en este sentido. Si miramos en detalle el informe del Dane sobre el desempleo nos damos cuenta de que hay un estancamiento evidente.
