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Es inadmisible que la productividad sea negativa y que no se haya avanzado durante los últimos años, ese debe ser el reto de una eventual reforma laboral profunda
Una de las variables más bajas a la hora de aumentar el salario mínimo tiene que ver con la productividad que certifica el Dane cada año. Esa cifra que para la discusión actual es negativa en 0,6% no avanza desde hace varios años. El año pasado fue cambiada la fórmula de cálculo con base en las buenas prácticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, que tiene más en cuenta la contabilidad que la econometría. Antes era una cifra mágica que no tenía mucho sustento que las fórmulas; con la entrada del país al “club de las buenas prácticas” se le obliga a homologar los mecanismos de medir y certificar la productividad del país. Ahora lo que hace el Dane y Planeación Nacional es darle un enfoque más contable al crecimiento utilizando series de datos observados y definir la productividad total de los factores, del trabajo, del capital y su contribución al crecimiento del valor agregado entre periodos.
A la luz del último reporte de la Ocde sobre la productividad de sus países miembros, Colombia produce US$38.000 por empleado al año, mientras que el promedio de los otros países es de US$100.000. Son muchas las explicaciones para la pésima situación. El primero tiene que ver con las largas jornadas laborales de 48 horas semanales, que están enfocadas más en pasar tiempo en los lugares de trabajo que a dar resultados concretos. La segunda explicación tiene que ver con la falta de competencia en sectores clave como el transporte y las telecomunicaciones; Colombia es un país muy cerrado en ciertos sectores, las sanciones de conductas anticompetitivas se esfumaron hace dos o tres años. Una tercera causa, la producción desordenada sin regionalización de sectores; no hay muchos clústers de producción y el foco de unirse para ser más productivos en cadena no es frecuente, tal como sí sucede en todos los países asiáticos que están a la cabeza de la productividad global. Otro aspecto es el bajo uso de la tecnología para temas ya superados por el trabajador en países desarrollados. La inteligencia artificial y la cuarta revolución industrial aún no ha bajado a la realidad.
La Ocde consideró en su informe de hace un año que una empresa mediana colombiana es menos eficiente que su par en las economías desarrolladas por factores como la carga tributaria y el alto costo de los despidos. En pocas palabras, un empresario promedio debe gastar más en abogados que en investigación y desarrollo. Otro factor que influye negativamente en los niveles de productividad, es la carga regulatoria. Dice el organismo que un proceso con la administración pública dura unas siete horas, mientras que en Chile el promedio es de dos horas. En otros países, los trámites se pueden realizar a través de internet, mientras que en Colombia esto solo es posible en 35% de los casos. Siempre que se habla de reforma laboral se menciona el trabajo por horas, la jornada laboral de 48 horas o la mala remuneración de los profesionales, pero nunca se tiene como epicentro de la discusión la productividad del país, que vendría a ser una verdadera disrupción en materia de fijación de salarios. Son muchos los llamados a atender este urgente asunto, que ahora está de moda por la discusión del mínimo para 2021, pero que es más estructural si atendemos por qué el país no avanza en productividad, pero sí en inflación o PIB, otras de las variables tenidas en cuenta para el salario.
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