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La inflación está desbordada, por encima de la meta del Emisor. Un factor de alta incidencia son los precios de productos agropecuarios elevados por el costo de todos los insumos
La reactivación de la economía es agridulce: dulce, por la generación de empleos; y agria, por el rebrote inflacionario. Poco a poco, la tasa de desempleo nacional regresa a niveles prepandémicos, incluso, se acercará al final del año a un dígito, pero la buena noticia se opaca por la disparada en la variación de los precios que se acerca a 5%, y en algunos productos y servicios supera 50%.
Los alimentos en particular están muy costosos para los consumidores y son también caros para producir por el lado de los emprendedores del agro, quienes explican la situación basados en el alto valor que tienen que pagar por los insumos agropecuarios, presionados por la devaluación del peso, la alta demanda, la baja producción y algo de desabastecimiento como secuela de los tiempos de pandemia en los que se suspendieron muchos procesos en el sector agrario.
La realidad es elocuente: el aumento del dólar en lo que va de año en cerca de $400 (exactamente $355 hasta ayer), frente al cierre de 2020, ha hecho trizas los modelos económicos de producción agrícola por las elevadas tarifas de los insumos que están afectando la rentabilidad. Dice el Dane, en su más reciente informe, que los herbicidas han subido 59,66%, los fertilizantes 52,05% y otros productos accesorios 45,71%, realidad que se sintió en el Índice de Precios al Consumidor de septiembre y que será una constante durante el último trimestre del año.
Lo que está experimentando el mercado internacional también influye en la situación. Los costos de las importaciones de las materias primas afectadas por los fletes marítimos y la poca disponibilidad de contenedores, son otra realidad inocultable que se siente en la disparada de los costos de la canasta familiar.
El panorama de la rentabilidad mínima de los productores está cambiando, al mismo tiempo que la demanda en los centros urbanos sube por la apertura de hoteles, centros comerciales y restaurantes. Es un imperativo que los gremios de la producción agropecuaria tomen nota de la situación, busquen fórmulas alternativas de precios y trabajen con el Gobierno para manejar una situación de altos precios que puede afectar la recuperación.
La idea no es intervenir precios como se destina por estos días en el Ministerio de Agricultura, pues las leyes del mercado superan a las leyes del Congreso. Para intervenir los precios y dar un alivio a los productores se necesitan ideas de inversión distintas a intervenir los precios con normas, leyes o aranceles.
Lo que deben hacer las carteras del agro y la de industria es incentivar a los empresarios nacionales o extranjeros a ubicar plantas de producción en las regiones productoras. Es necesario que se instalen plantas de insumos agropecuario en regiones estratégicas en los departamentos despensa: Valle del Cauca, Santander, Antioquia, Risaralda, Nariño, Cundinamarca y Boyacá.
Debe diseñarse a largo plazo un sistema de producción de insumos agropecuarios capaz de sustituir las importaciones de abonos, fertilizantes, vehículos, herramientas, entre otros factores de producción que elevan los precios a los productores y golpean su rentabilidad. La solución no es un Sistema Nacional de Insumos Agropecuarios o un Fondo Cuenta para financiar el acceso de los insumos.
Hay que incentivar al sector productivo a los inversores para llevar factorías más cerca de las despensas, lo contrario, es hacer depender a los emprendedores agropecuarios (no llamarlos campesinos), de los gobiernos de turno.
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