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Antes de la pandemia, el porcentaje de pobres era de 35,7%, hoy, la cifra es 42,5%, lo que obliga al Estado a contrarrestar el flagelo, pero se necesita plata para adelantar esos programas
Pocas veces en la historia reciente del país se habían juntado tantas cosas urgentes que atender: crisis sanitaria; recesión económica; desempleo al alza; protesta social; problemas de orden público, y ahora lo que no es un mal menor y quizá la madre de todos los problemas, una pobreza galopante.
Dice el último informe del Dane que tras la crisis económica y social que desató la pandemia, sumado a la caída histórica de 6,8% del PIB, más las altas cifras de desempleo e informalidad, el porcentaje de personas clasificadas en estado de pobreza fue 42,5%, lo que significa un aumento de 6,8 puntos porcentuales frente a la cifra de 2019 que era de 35,7%.
Palabras más, palabras menos, 3,6 millones de personas ingresaron a la categoría de pobreza monetaria; en 2019 la cifra era de 17,4 millones y en 2020 la cifra pasó a 21,02 millones de personas. En las cabeceras urbanas o ciudades la cifra pasó de 32,3% a 42,4%, mientras que en la zona rural disminuyó al bajar de 47,5% a 42,9%. El otro ángulo de esta información tiene que ver con el porcentaje de personas en condición de pobreza extrema que ascendió a 15,1%, un aumento de 5,5 puntos frente a la cifra de 2019 que era de 9,6%. Este último dato dicta que más de 2,78 millones de colombianos ingresaron a la situación de pobreza extrema en 2020, la cifra pasó de 4,68 millones en 2019 a 7,47 millones de personas el año pasado.
La primera gran conclusión es que la pandemia ha sumado otros 3 millones de personas pobres, para un total de 21 millones en esa penosa condición, en pocas palabras el covid-19 borró ocho años de progreso en este frente. Curiosamente, el coeficiente de Gini pasó de 0,562 en 2019 a 0,544 en 2020 a nivel nacional, señalando un valor récord en su reducción que en estos momentos poco dice, solo para las estadísticas que pueden interpretarse como “vivimos una época en la que se socializó la pobreza”.
Ahora bien, el termómetro como se miden estas cifras puede ser debatible, pero obedece a las técnicas globales para medir la pobreza. La línea de pobreza monetaria a nivel nacional fue de $331.688, lo que significó un crecimiento de 1,2% respecto a la línea de 2019, cuando alcanzó $327.674. Mientras que la línea de pobreza extrema fue de $145.004, en 2019 era de $137.350. Si un hogar está compuesto por cuatro personas, será clasificado como pobre si el ingreso total está por debajo de $1.326.725. Mientras que el valor es de $1.478.992 si la familia vive en las ciudades.
La discusión debe centrarse en el cómo sacar a más colombianos de este estado, no en si son más o menos, y para ello se necesitan de más recursos públicos y de una mejor ejecución presupuestal. De nada vale que existan los datos y el diagnóstico, si no se hace nada para que más colombianos vivan mejor y tengan más ingresos que les generen un mayor bienestar. La población por debajo de la línea de pobreza monetaria extrema es mucho mayor que antes y se acumula una mayor cantidad de población por debajo de la línea de promedio nacional, lo que obliga a diseñar políticas públicas urgente que contrarresten esta situación.
Conclusión: es urgente una reforma tributaria incluyente en todos los aspectos que garantice el dinero para los programas sociales, sin asfixiar las empresas que deben empezar a generar más empleos.
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