Sin ahorro no se puede hablar de otra tributaria

El Gobierno Nacional debe empezar a dar ejemplo para este, el segundo tiempo de su mandato, que en las próximas semanas empezará el tercer año al frente de la Casa de Nariño. Una de las noticias económicas que se generaron durante los primeros 24 meses de esta administración fue la pésima ejecución de los presupuestos públicos, un problema que no se ha solucionado en el paso de los días y que desdice de las personas escogidas por el presidente de la República para ejecutar los planes de inversión de su gobierno.

Colombia es un país lleno de carencias y de grandes necesidades de inversión en donde las precariedades crecen en lugar de disminuir; para contrarrestar esta situación crónica, el Ministerio de Hacienda prepara sendos presupuestos anuales que superan los US$100.000 millones, por lo general financiados con rendimientos de Ecopetrol, recaudo tributario y financiación; no es un secreto que las arcas nacionales no dan y que el endeudamiento está creciendo a niveles que empiezan a encender las alarmas.

Con la decisión errada de que Ecopetrol se dedicara más a las energías renovables y que metiera en el congelador la exploración y producción de petróleo, por ese lado no se pueden planear nuevos ingresos; el máximo de préstamos con la banca multilateral y comercial se está alcanzando y no parece ser una buena decisión por las tasas que se están pagando en este momento; y sin nuevos recursos de préstamos ni una Ecopetrol cabalgante, solo quedan los contribuyentes de siempre: las empresas y los empleados formales, pues el Gobierno nada ha hecho para intentar atacar la campeante informalidad que crece en todos los sectores.

La reforma tributaria ya está en la palestra pública, no solo el Ministerio de Hacienda la ha mencionado, sino la cartera de Industria y Comercio, los dos pilares que seguramente presentarán un articulado al Congreso con las bases para cobrar más impuestos a los mismos de siempre. El Gobierno presentó a los gremios el llamado Sistema Nacional de Competitividad e Innovación, nombre que recibirá el plan de reactivación económica, que tiene siete ejes temáticos que se trabajarán: reindustrialización, turismo, energía, conectividad digital, infraestructura, campo productivo y vivienda. Se han mencionado unos beneficios tributarios, no muy claros, que seguramente operarán como una suerte de inversiones forzosas en regiones y sectores.

Dicha medida va a operar, como siempre, zanahoria y garrote, sin que el Gobierno presente un plan de ahorro y eficiencia para los 24 meses que le quedan; nunca en dos años se ha oído la palabra ahorro, incluso se ha disparado la contratación estatal sin sentido ni productividad. Los salarios de todo el aparato estatal siguen incrementándose en gran asimetría para con el resto de los colombianos.

Hay muchas entidades ineficientes que sobran en todos los ministerios; hay secretarías en el anillo más íntimo de la Casa de Nariño con presupuesto millonario sin control ni resultados. Sin ahorro no se puede hablar de cobrar más impuestos; el Ministerio de Hacienda debería lanzar una campaña ingeniosa tipo “pague mil pesos de impuestos, que el Gobierno ahorra dos mil pesos”; una suerte de “usted pone, yo administro e invierto con eficiencia”.

Es un atropello que hablen de más impuestos cuando ni se ha oído hablar de disminución de gastos. Aquí todos deben poner.