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Hoy se realiza la subasta 5g que evolucionará el servicio de la telefonía celular, pendiente que debe superarse, pues no hay economía ni cuarta revolución sin calidad telefónica
En teoría, la economía mundial experimenta los últimos años de una efímera cuarta revolución industrial, eso sí, solo en algunos países pues el internet de las cosas no se ha masificado en todo el mundo, dicho de otra manera hay mercados subdesarrollados y regiones enteras que ni siquiera han llegado a la tercera revolución industrial.
No se puede olvidar que el salto de las economías rurales, enfocadas en la agricultura y en la producción de bienes primarios hacia la industrialización se dio a caballo entre los siglos XIX y XX, cuando irrumpieron los vapores, las industrias pesadas, las manufacturas y una incipiente generación de energía; la segunda revolución se implantó en las sociedades con la masificación de energía hidráulica, la producción en línea, los teléfonos primigenios, la radio y la obrerización de los países desarrollados; la tercera llega al tiempo con la Guerra Fría, con la llamada informática, las telecomunicaciones y la aparición de las grandes compañías antecesoras de la actual digitalización.
Y la cuarta revolución industrial es la presente signada por las grandes corporaciones de tecnología, las redes sociales, pero sobre todo por el masivo uso de celulares y del internet.
En Colombia hay un crisol de revoluciones industriales, mientras vastas regiones del país no han pasado de la primera, hay otras que pueden autoproclamarse como laboratorios de la cuarta revolución, aunque bien deprimida por el mal servicio de internet y porque aún las llamadas por celulares se caen o no hay señal.
Colombia no puede hablar de que atraviesa por el internet de las cosas por varias razones: el bajo poder adquisitivo, el pésimo servicio de telefonía celular, la falta de satélites de comunicaciones propios, la dificultad para poner antenas y porque las inversiones en infraestructura de telecomunicaciones una cuestión de privados que no invierten por falta de seguridad jurídica, tributaria y el deterioro de las condiciones de orden público.
Hoy se realizará la subasta 5G liderada por el Ministerio de la Nuevas Tecnologías o MinTIC, que busca llevar al país a un nuevo estadio de desarrollo. Dice la literatura técnica que “5G es la sigla utilizada para referirse a la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil. Es la sucesora de la tecnología 4G, la cual le provee conectividad a la mayoría de teléfonos móviles actuales”.
Es un negocio que arbitra el Gobierno Nacional en el que intervienen las empresas privadas tradicionales que operan los celulares en Colombia y que promete mejorar el servicio actual; una operación de subasta valorada en casi US$400 millones, que es poco dinero para una economía de casi US$350.000 millones anuales y que cuenta con una red industrial, financiera y de emprendimiento, bastante robusta si se compara con otros países de la región y con el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Sin un buen servicio de celulares y en general de internet, no hay economía que crezca ni en la que se incuben nuevas empresas de componentes tecnológicos. No se puede hablar de ciudades enfocadas en los nómadas digitales o en el emprendimiento con bases tecnológicas si las llamadas se caen, las conexiones son lentas o todo debe ser con cables.
No hay futuro para la economía si el Estado no dota a la sociedad de una buena infraestructura que haga productivos y más competitivos a todos los agentes que la forjan.
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