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Saxo Bank reveló sus cisnes negros para 2022, retomando las tesis de Taleb, y entre ellos hay dos que deben preocupar porque pueden ser hechos disruptivos a la vuelta de la esquina
En abril de 2007, Nassim Nicholas Taleb publicó su libro más popular, ‘El Cisne Negro, el impacto de lo altamente improbable’ (Planeta), basado en esos sucesos o noticias raras, con grandes consecuencias y sobre los cuales se tejen explicaciones que los convierten en predecibles y entran al terreno de lo ordinario. Son situaciones atípicas, muy extrañas que una vez ocurridas, los analistas o “explicadores consuetudinarios” los razonan, los popularizan, le encuentran causas y consecuencias retrospectivas.
Por ejemplo, Taleb ha dicho que la pandemia de 2020 no fue un cisne negro porque había sido prevista, anunciada y esperada; incluso el autor se distancia del ejercicio financiero o económico que cada año hace Saxo Bank, pues afirma que el solo hecho de imaginar una situación atípica la hace predecible. De momento, es un ejercicio interesante para el mundo económico, financiero e intelectual. Para el año nuevo, el banco danés de inversión, especializado en comercio e inversión en línea, dio a conocer sus cisnes negros. En su orden de enunciación comienza con la congelación de la transición energética prevista por la Agencia Internacional de la Energía; la marginación de los jóvenes de la red social de Facebook; una crisis existencial en Estados Unidos que merme su liderazgo; una inflación global cabalgante de 15%; el nacimiento de un súper fondo europeo; ataques feministas a las bolsas de valores; la revolución en la industria musical por los NFT; una guerra hipersónica entre China y Estados Unidos, y, finalmente, que la expectativa de vida aumente 25 años de un momento a otro.
Si bien todas son situaciones extrañas, muy interesantes y de alto impacto, hay algunas que se ven reales desde ya. Se trata de la inflación global y el crecimiento de expectativa de vida de las personas en todo el mundo, dos situaciones que distan mucho de ser cisnes negros, pues son una realidad con consecuencias o impactos previstos. No es nada improbable que la variación de precios en todos los rincones del mundo, ocasionada por la crisis de los puertos, contenedores y los fletes, situación heredada de la pandemia, se agudice distorsionando la oferta y la demanda. En Colombia, la inflación este año cerrará cerca de 6%, en Estados Unidos se experimenta la variación de precios más alta de las últimas décadas y todos los países emergentes han movido sus tasas de interés para atajar el alza de precios. El problema es que la receta tradicional de control inflacionario puede no dar resultados rápidos y causar mayores daños, como es elevar las tasas de interés en un momento en que todas las economías claman por la recuperación y el crecimiento. El otro cisne negro, más claro que oscuro, es que la esperanza de vida aumente de golpe 25 años. Los avances de la biomedicina ya dan luces de ello y si bien ese salto en la expectativa de vida es un beneficio evidente, la necesidad de actualizar todos los regímenes pensionales es un imperativo, con lo cual el modelo social actual sería obsoleto, ante “la increíble perspectiva en el futuro de que los 80 años serán los nuevos 50 (...) con implicaciones de proporciones épicas en aspectos vitales como las pensiones, la fiscalidad, el medioambiente o la ética”. El Gobierno Nacional y quien lo suceda en agosto del año nuevo, deben tomar nota de que la inflación y el régimen pensional son asuntos reales, no cisnes negros.
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