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El péndulo político chile gira levemente a la derecha en medio de un Gobierno joven de izquierda que no ha sabido intepretar las exigencias de su sociedad que no quiere pobreza
De los 51 consejeros constitucionales, quienes discutirán y aprobarán la nueva constitución de Chile, 23 serán republicanos, partido del excandidato presidencial, José Antonio Kast, quien ha defendido la vigencia de la Constitución de 1980 e ideas políticas, sociales y económicas de derecha. Lo que no es otra cosa que el péndulo político se moverá de nuevo a la derecha.
Es curioso que la redacción de una nueva constitución fue la bandera política impulsada por la izquierda del presidente, Gabriel Boric, pero la decisión sobre su contenido estará en manos de la derecha; asuntos como el Estado social de derecho, la plurinacionalidad, la seguridad, el sistema político y el poder judicial, son dorsales para el futuro del país más desarrollado de la región y el primero en la lista para convertirse en desarrollado bajo los supuestos de ingreso per cápita, desarrollo humano, competitividad, niveles de pobreza y confianza para los inversionistas.
Chile, al lado de Uruguay, Costa Rica y Panamá, son los únicos en los que sus sociedades caminan con pies firmes hacia el desarrollo, mostrando indicadores que así lo dictan y han avanzado uniéndose en contra de la pobreza y la inseguridad que cabalgan en los países del otro lado la misma lista como Venezuela, Bolivia o Haití.
Colombia como siempre es un país de media tabla en donde los temas cruciales para las nuevas generaciones, como la disminución de la precariedades, la pobreza, la seguridad jurídica y tributaria, más la consolidación del Estado en contra de los grupos armados vinculados al narcotráfico, aún son asignaturas pendientes en las cuales, antes que avanzar, se han ido deteriorando en los últimos años.
Los chilenos se la jugaron en las urnas por unos cambios estructurales en materia de igualdad, mejor educación, oportunidades para todos y en sepultar las herencias políticas de la dictadura de Augusto Pinochet, pero la experiencia con el joven Presidente actual no les ha salido como quisieran y, en medio de la discusión de su carta magna, ha sabido aflorar la derecha que, fortalecida por los resultados en calidad de vida de los años anteriores, ha ganado un nuevo espacio. En Chile está por demostrarse que más vale la seguridad, los logros de la economía de mercado, el avance social, que el cambio por el cambio o el salto al vacío, que no siempre dan buenos resultados.
El sistema de pensiones, el desarrollo productivo, el modelo educativo y los brotes cada vez mayores de inseguridad, son los temas que más preocupan a los chilenos, sienten que la inmigración a su país solo ha generado deterioro social y que la constitución política debe rodear a las instituciones para evitar que el caos crezca y borre todo desarrollo más los beneficios de una economía que era ejemplo en todo el mundo.
El crecimiento del PIB chileno disminuyó a 2,4% el año pasado en medio de una fuerte contracción de la política fiscal y monetaria, pero es sorprendente que haya sobrepasado levemente a Colombia en los últimos años en tamaño de PIB, convirtiéndose en la cuarta economía de la región, después de Brasil, México y Argentina. Claro está que su modelo de economía extractiva basada en el cobre está en entredicho y que sus productos exportables como el pescado, las frutas y el vino, encontraron rivales inéditos en la región recortándoles ventaja, también está en veremos la gran dependencia de China de sus negocios internacionales.
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