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No solo el panorama político se le enrarece al presidente Santos, la economía empieza a mostrar una mala cara
Luego de un ejemplar desempeño de la economía en 2011 reflejado en un crecimiento de 5,9 % y de un buen arrastre en el primer trimestre, es cada vez más evidente la desaceleración de la producción a partir de abril, talvez más fuerte de lo que se está creyendo, sin dejar por fuera a las autoridades económicas con el ministro de Hacienda a la cabeza.
No es para llamar la atención más de la cuenta, pero tampoco es para quedarse como si no pasara nada, pues las señales son claras: la caída en licencias de construcción, el crecimiento negativo de la producción agropecuaria, el mal desempeño de la industria manufacturera, la desaceleración de ventas al por menor y el estancamiento de las exportaciones no tradicionales, son algunos de los datos que están ahí con resultados muy por debajo de lo que pasó hace un año.
A lo anterior se agrega la rápida descolgada del precio internacional del petróleo y de la cotización del café. El primero ha caído más de 20% en menos de dos meses y en el caso del grano, su precio ha bajado 30% en lo corrido de 2012. Esto no solo impacta el ingreso de los productores sino las finanzas del Gobierno, en particular en el caso del crudo.
Los empresarios son conscientes de la situación. Según los resultados arrojados por la Encuesta de Opinión Financiera de junio de 2012, realizada por Fedesarrollo y la Bolsa, el balance de las expectativas sobre si el crecimiento económico se acelerará o no en los próximos seis meses, cayó en terreno negativo, mostrando un deterioro evidente desde el año pasado. El Gobierno y las autoridades monetarias deben intensificar el monitoreo de la economía y actuar con mucha prudencia. El Banco de la República debe enviar una señal en la próxima junta en materia de tasas, mostrando disposición a iniciar un proceso de reducción y ratificar la política de evitar más revaluación.
El Gobierno también debe obrar en los mismos términos y para el efecto tiene una carta: la reforma tributaria, en el sentido de evaluar la conveniencia de no presentarla a consideración del Congreso en el segundo semestre, como lo tiene previsto. La razón es clara: las condiciones económicas son muy distintas en este momento y la discusión del proyecto generaría una expectativa negativa entre los agentes económicos, lo cual no resulta para nada conveniente. La realidad es que en el momento, no hay preocupación por la evolución de los recaudos y en esos términos, el proyecto puede esperar.
En conclusión, la economía no está recesión, pero si es clara su desaceleración, que puede agravarse en buena parte por efecto de lo que está pasando en Europa que no encuentra fórmulas para despejar el camino. Y Colombia no puede quedarse esperando a una agudización de la crisis internacional y exponerse a que el aterrizaje sea muy fuerte.
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