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Hoy comienza uno de los eventos más importantes de la historia del país, al alojar a la alta dirigencia del fútbol mundial.
Si a cualquiera de los jóvenes rotulados bajo el grupo generacional llamado, “centennials o generación Z”, esos nacidos a partir del año 2000, les cuentan que Colombia fue escogido oficialmente para ser sede del Mundial de Fútbol 1986, no lo creen. Pero quienes ya trabajaban y tenían uso de razón en los años 70 y 80, saben que ese suceso fue cierto, que no es un mito, ni mucho menos una exageración o algo que hace parte del costumbrismo colombiano.
En efecto, hubo un gran dirigente del fútbol colombiano llamado Alfonso Senior Quevedo, quien logró que la alta dirigencia del fútbol mundial de la época se la jugara por Colombia y escogiera al país como sede del gran espectáculo, que por entonces ya había empezado a recoger multitudes en todo el mundo. El contexto se dio porque Chile ya había realizado el evento en 1962 con gran éxito y convocatoria; y México había hecho el mejor Mundial de Fútbol de la historia -hasta el momento- en 1970. Argentina había sido sede en 1978, quizá uno de los más recordados; y dicho sea de paso Uruguay y Brasil (1930 y 1950, respectivamente), también habían tenido esa experiencia. El único país que emergía con alguna infraestructura, una gran liga y mucha afición, era Colombia. Por esos años, se hacía un Mundial en este continente y otro en Europa. Poco a poco el sistema fue colapsando y mucho tuvo que ver con que Colombia se arrepintió a última hora de hacer su Mundial, simplemente le quedó grande.
¿Qué hubiera pasado si Colombia hubiese hecho el Mundial de Fútbol de 1986? Ser filósofo del pasado es muy fácil, pero viendo cómo les ha ido en términos de reputación y marca país a Chile, México, Uruguay e incluso Argentina, como identidades globales, después de esos eventos, bien se habría podido tomar una decisión distinta a la de echarse para atrás, haciendo un ridículo monumental. Se dijo en su momento que con el dinero que se iba a invertir en fútbol se harían carreteras, colegios y hospitales, obras que tampoco se hicieron y poco a poco se fue esfumando esa posibilidad, que en ese momento hubiese sido posible, pues se tenía la experiencia de los Juegos Panamericanos de Cali en 1970, entre otros eventos regionales que se hicieron en esos años, sin tanta violencia, guerrilla, narcotráfico y sin el rótulo de inseguridad y corrupción que ahora portamos por el mundo. El tema viene a colación porque desde hoy y hasta el próximo viernes, el Consejo Directivo de la Fifa se reúne en Bogotá, su última sesión antes del Mundial de Rusia. En el evento se tocarán temas cruciales como el uso del vídeo para apoyar a los jueces; el país que albergará el Mundial Sub-20 y cómo será la selección para la candidatura del Mundial 2026. Los máximos dirigentes del fútbol estarán en Bogotá, encabezados por Gianni Infantino, el presidente del organismo, quien estará acompañado de ocho vicepresidentes y 27 miembros.
Quizá no nos hemos dado cuenta del fenómeno del fútbol en Colombia: medio millar de jóvenes juegan en ligas extranjeras de alto nivel; contamos con un buen grupo de clubes tradicionales que poco a poco se convierten en empresas rentables; el fútbol es seguido en millones de colombianos por varios medios de comunicación, y no es menor que miles de personas asistan semanalmente a los estadios. Es todo un sector económico en crecimiento que poco a poco se consolida como una alternativa que forma país y crea nuevos liderazgo.
Para desvanecer el reino de la incertidumbre se necesitan acciones concretas, con foco y objetivos precisos, 2025 debe ser un tiempo de hacer, ejecutar, quejarse menos y garantizar resultados