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Durante 2016, el sector minero-energético registró una fuerte contracción de -6,5% anual, inferior a la pobre expansión de +0,2% observada en 2015 (ver Comentario Económico del día 13 de junio de 2016). Dicha caída respondió esencialmente al mal comportamiento del rubro de petróleo, gas natural y derivados (cuya participación dentro del sector minero-energético es de 68%). En efecto, este último se contrajo -11% anual (vs. +0,4% un año atrás), ver gráfico adjunto. Ello respondió a: i) la caída de -12% observada en la producción de petróleo durante 2016 (886.000 barriles vs. 1 millón en 2015), en parte explicada por la menor actividad exploratoria, pasando de 25 pozos en 2015 a solo 16 en 2016 (ver comentario económico del día 29 de junio de 2016); y ii) la reducción del -5% en la producción de gas natural, llegando a 1.052 millones de pies cúbicos diarios.
En contraste, el rubro de carbón (con una participación de 21%) exhibió un buen dinamismo y se expandió +5,7% en el período de análisis (vs. -3,6% el año anterior). Lo anterior obedeció a: i) el crecimiento en la producción de 5,8% anual, alcanzando 90,5 millones de toneladas en 2016; y ii) la importante recuperación del precio hacia niveles de US$93 por tonelada, luego de varios años de descensos pronunciados, gracias a un incremento en la demanda de China.
Asimismo, el rubro de minerales metálicos (participación de 6%) registró un buen comportamiento, expandiéndose a tasas de 4,3% anual (vs. 2,1% en 2015). Allí el favorable desempeño en la producción de oro (con un crecimiento de 6% anual), de plata-platino (4,5%) y de níquel (3,3%) logró contrarrestar la marcada caída de -27% en la producción de hierro. En los dos primeros casos, el dinamismo respondió al incremento en el precio de los minerales a lo largo de 2016 (+7,5% el del oro; +9% el de la plata).
Por último, la extracción de minerales no metálicos (participación de 5%) exhibió una expansión de 1,6% anual en 2016, inferior a 7,6% observado un año atrás. En este caso, la producción de evaporitas (con crecimientos de 61,5%) y de minerales no metálicos utilizados en la construcción (3,7%) jalonó el crecimiento. De hecho, lo anterior contrarrestó la caída en la producción de esmeraldas (-8,8%) y de minerales utilizados en la industria (-3,5%).
Para 2017 como un todo, Anif proyecta que el PIB-real del sector minero-energético continuaría registrando contracciones del orden de -2,5% anual, aunque inferiores al -6,5% observado en 2016. Esta mejora obedecería a: i) un crecimiento de 1,7% anual en la producción de carbón, llegando a 92 millones de toneladas; ii) la mayor inversión del sector petrolero, la cual pasaría de US$2.290 millones en 2016 a US$4.470 millones en 2017 (según las proyecciones de la ACP), que podría tener algunos efectos positivos desde 2017, pese a que se vería reflejada principalmente en 2018; y iii) el repunte en el precio del petróleo Brent, que cerraría el año en US$56 por barril, incrementándose un 29% frente a los US$44 por barril observados en 2016.
En este último caso, la recuperación en el precio respondería al acuerdo de recorte de producción logrado por la Opep (y algunos países no miembros, como Rusia) a finales de 2016, según el cual la producción total del bloque se reduciría en cerca de 1 millón de barriles por día, hasta 32,5 millones. Pese a lo anterior, es preocupante que, aunque la contracción se moderaría, el sector minero-energético continuaría registrando caídas en 2017, principalmente por cuenta de la retracción de -4% anual en la producción de petróleo, que pasaría de 886.000 barriles diarios en 2016 a 850.000 en 2017.