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Cada vez más en nuestro país somos replicadores de la neolengua de Orwell. Sin duda, ante la debacle de la polarización per se que produce el sesgo de confirmación ideológico por parte de diferentes sectores opositores a todo esfuerzo en nuestra sociedad venga de donde venga, en este caso, solo por ser una reforma de origen progresista, intentando con deducciones silogísticas infructuosamente callar el debate pretendiendo corregir para reafirmar, pero errando para acertar.
Empero, como ciudadanos alejados del sesgo ideológico y del razonamiento bayesiano, objetivamente, nos asiste la ecuanimidad en la evaluación de la reforma pensional a partir de su concentración de esfuerzos con objeto social para revertir la deuda histórica que ha tenido un sistema regresivo, excluyente e ineficaz con los más vulnerables, específicamente en los territorios de esa Colombia profunda donde es innegable la precarización laboral.
Como resultado, esta reforma es vanguardista por la optimización de la cobertura pensional con el sistema integral de protección a la vejez para la eliminación de la pobreza extrema en esta población.
Adicionalmente, su enfoque de género proyecta un 22% de probabilidad de que una mujer logre pensionarse ante la ausencia en el tiempo de políticas públicas de estado que reconocieran la materialización de una renta vitalicia justa.
En contraste, a la amalgama de titulares mediáticos gaseosos que por décadas se han quedado solo en anuncios propagandísticos con fines electorales enarbolando la paridad, pero sin equidad materializable.
Ahora bien, no cesan los ataques “ de los malos si sí, malo si no” después que la coalición de Gobierno acogiera la propuesta que un grupo especial del Banco de la República administre el fondo pensional, hoy el panorama de ataque se centra en deslegitimar la arquitectura empresarial que desde 2022 ha adoptado Colpensiones en su misionalidad con el compromiso de más de 2.500 colaboradores a nivel nacional, hombres y mujeresque trabajan día a día como motor de este cambio, y que no serán inferiores al reto para lograr la capacidad técnica y administrativa que beneficiará a 25 millones de ciudadanos desde la transformación digital de procesos en julio de 2025.
Adenda: Conciudadanos, que el Congreso en legitimidad democrática y participativa determine sí el umbral dispuesto de 2,3 salarios es suficiente para la sostenibilidad pensional que hoy no existe por el problema sistémico y regresivo de los grandes subsidios a las altas pensiones.
