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El 13 de noviembre se instaló en Bogotá el VII Diálogo China Colombia con un panel coordinado por el director de La República, sobre los alcances de la asociación estratégica entre Colombia y China y nuestra adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Destacaría varios aspectos de este evento. Primero, la comprensión de empresarios, gremios y gobierno sobre nuestra relación con China se ha enriquecido y elevado; segundo, pensamos cada vez más en la relación económica, no solo comercial, integrando cooperación e inversión; y, tercero, el consenso en que no podemos detener la integración porque quedaremos rezagados respecto de vecinos que nos compiten, que no están sentados esperándonos.
La preocupación principal sigue siendo un déficit comercial estructural que debemos analizar con perspectiva, en 2019, antes de la pandemia la proporción del valor de las exportaciones respecto de las importaciones fue de 43%, y ahora estamos en menos de 20%. Entender qué se venía haciendo y mejorarlo, sería un buen caso de construir sobre lo construido.
Pensar en la Franja y la Ruta solo como un mecanismo comercial o un corredor logístico, omite sus componentes culturales, financieros, digitales, energéticos, agrícolas, educativos y de salud. Pero pensando en comercio, según el Banco Mundial, los países de los corredores de la Franja y la Ruta reducen sus costos de transporte hasta en un 10%, con un impacto global de 2%. Otros señalan un incremento en la capacidad exportadora de hasta el 20%.
Otra preocupación es si el ingreso a la Franja y la Ruta arriesga nuestro balance estratégico con Estados Unidos. Es una especulación sin base fáctica. Estados Unidos no ha cambiado la forma de relacionarse con ningún país del mundo porque haya adherido a la Franja y la Ruta.
La respuesta china al déficit mundial de desarrollo es la globalización, extender la prosperidad a los países pobres donde hay población y recursos naturales porque tras 200 años de industrialización donde está la riqueza no esté la gente. En los G7 solo está el 9% de la población, pero está el 30% de la riqueza. En contraste, los Brics tienen 30% de la riqueza y 45% de la población.
Nuestro futuro con China debe partir de entender mejor la naturaleza de la modernización de China y su teoría sistémica, compleja y científica sobre el desarrollo donde la Franja y la Ruta es un componente que se integra a las iniciativas de desarrollo, civilización y seguridad global, la comunidad de futuro compartido y la prosperidad común y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
China ha incrementado y calificando el acceso masivo de su gente a bienes públicos como cultura, educación, calidad ambiental, espacios públicos, sistemas de transporte, seguridad ciudadana, tecnología avanzada integrada a la vida cotidiana. Eso es la prosperidad común que explica por qué en China, teniendo desbalances de desarrollo entre sectores y regiones, no sufre los lastres de nuestro subdesarrollo, como cinturones de miseria, u hordas mendicantes.
Ese es nuestro socio estratégico.