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Una de las obras maestras de la teoría en ciencias administrativas, contables y económicas es La Historia del Sindicalismo en Colombia 1850 – 2013, cuya primera edición -que inicia citando a un líder del M-19, Andrés Almarales - se publicó en junio de 1969.
Fue producto de una tesis doctoral en economía de la Universidad de California Berkeley escrita por uno de los más influyentes economistas colombianos: Miguel Urrutia Montoya. El profesor Urrutia, quien nos dejó el pasado 9 de julio de 2024, es reconocido tanto por su extensa obra académica, que incluye un análisis cuantitativo de la economía colombiana del siglo XX con el Nobel James Robinson, así como por su gestión pública como ministro de Estado y como gerente insigne del Banco de la República entre 1993 y 2005.
Sobre la larga y compleja historia del sindicalismo colombiano en la que ha predominado el abuso, la represión y la violencia, Urrutia nos enseñó a cuestionar las percepciones negativas sobre los sindicatos demostrando su importancia para la equidad social. Urrutia exaltó “los canales institucionalizados para la negociación colectiva” como mecanismo para dirimir las posiciones extremistas y los paros con violencia, y así mejorar las condiciones laborales y contribuir al progreso económico.
Indicó que entender los sindicatos como instituciones políticas más que económicas permite considerar su importancia para la democracia de las naciones, y que, en lugar de verlos como un obstáculo para el desarrollo económico, el sindicalismo puede contribuir a una socialización disciplinar del trabajador, a una distribución más justa de los recursos y a la estabilidad social.
El sindicalismo en Colombia se ha marcado por su enfoque político, y fue reconocido en la reforma constitucional de 1936 que impulsó el liberal Alfonso López Pumarejo y logró su argamasa con el conservador Mariano Ospina Pérez que promulgó el Código Sustantivo del Trabajo en 1950. El artículo 405 del Código reconoce el fuero sindical con un imperativo de protección por parte del Estado a los líderes y representantes de los sindicatos para garantizar el ejercicio de su labor sin represalias por parte de los empleadores.
Es una garantía para no ser despedidos, ni desmejorados en sus condiciones de trabajo, ni trasladados sin que un juez de trabajo califique justa causa.
Ahora bien, a nadie le cabría en la cabeza que una de las más fervientes sectarias de la izquierda petrista sea capaz de actuar en contra de derechos sacros logrados por años de lucha por el sindicalismo colombiano.
Pues bien, la historia es esta: la ministra de ciencias, Yesenia Olaya decidió por resolución cesar el pago de la prima de méritos a los funcionarios de MinCiencias como represalia a una carta abierta enviada por Asominciencias al presidente Petro a finales de 2023 denunciando su mala gestión, vulnerando de frente el fuero sindical y la Ley.
Su impulsiva soberbia de retaliación contradice la ideología de un gobierno declarado del lado de los derechos sindicales y le abre nuevos costos a su maltrecho y recortado erario. De hecho, existen en el contencioso administrativo 15 demandas de servidores públicos de MinCiencias por esta misma causa.
Es rocambolesca la impunidad que cobija a la ministra, que más allá de las inconsistencias de su hoja de vida, la puerta giratoria, el direccionamiento de convocatorias y el prevaricato que esta columna ha denunciado, está el hecho de sus abusos y maltratos a los funcionarios de MinCiencias.
Pero por fin van llegando luces de esperanza para el nuevo año por parte de la justicia contra el despotismo de Olaya, gracias al fallo en segunda instancia del Tribunal Superior del Distrito Judicial sobre el proceso por fuero sindical radicado #1100131050 22 2024 00108 01 por Asominciencias.
Esta corporación ratificó el fallo del Juzgado Veintidós Laboral del Circuito de Bogotá que determinó que las demandantes “fueron objeto de desmejora laboral sin que mediara autorización de un Juez del Trabajo” condenando al MinCiencias y defendiendo las banderas de los derechos sindicales, la ley y la misma democracia que ha oprobiado la ministra Yesenia Olaya.
