ANALISTAS 16/04/2025

¿De quién es realmente el éxito?

Claudia Dulce Romero
Directora sede principal Politécnico Internacional

¿Por qué a veces nos felicitan por logros que no hicimos solos? ¿Qué papel juega un líder cuando el éxito es fruto del trabajo de muchos? Encontremos respuestas con este ejemplo: Disney es una marca que muchos llevamos en el corazón por historias y personajes que nos enseñaron que todo es posible. Detrás de esa magia, hay innumerables lecciones de liderazgo.

Después de leer “Lecciones de liderazgo creativo”, conocí la trayectoria de quien lidera esta organización actualmente y tiene gran responsabilidad de que los sueños se hagan realidad: Robert Iger. En su libro, el CEO de Walt Disney relata las decisiones estratégicas que impulsaron el crecimiento de la compañía y las más difíciles de su carrera.

Una de las historias más reveladoras es cómo Iger llegó a ser presidente de ABC Entertainment sin tener conocimientos técnicos del área. Sin embargo, bajo su gestión, la cadena logró éxitos que no había visto en años. Por ejemplo, apoyó la emisión de Policías de Nueva York en 1993, una de las mejores series dramáticas de Estados Unidos, galardonada con 20 premios Emmy.

Aunque Iger estaba orgulloso, también sentía incomodidad cuando recibía elogios. Él sabía que su éxito no era solo suyo:

“Había llegado a ABC Entertaiment sin saber nada sobre el trabajo y un grupo de personas con talento habían compartido conmigo todos sus conocimientos. Habían trabajado mucho sin sentirse amenazadas por el hecho de que yo acabara de convertirme en su jefe. Habíamos triunfado gracias a su generosidad y, sin embargo, todos me atribuían la mayor parte del mérito a mí”.

Evidentemente, Iger no hizo el trabajo solo, aunque su liderazgo sí fue clave. Un líder que no sabe trabajar en equipo ni potenciar el talento de sus miembros no logrará los resultados trazados ni estará cerca del éxito.

Liderar, además de asumir riesgos o apostar por ideas, consiste en generar confianza. Esa confianza se traduce en que los integrantes de su equipo estén tranquilos con sus decisiones, porque valoran su trabajo y esfuerzo, al punto que entienden que, si aplauden al líder, también los aplauden a ellos. Y porque, si las cosas no salen bien, estarían dispuestos a recibir los señalamientos.

Para lograr ese nivel de confianza el líder debe estar presente, conocer a fondo a las personas, saber qué hacen, cómo lo hacen y cuánto esfuerzo requiere su trabajo. Solo así se puede valorar verdaderamente cada aporte y multiplicar el potencial del grupo.

En este caso, Iger se rodeó de personas brillantes, estrechó la confianza y les dio la oportunidad de arriesgarse, sin desconocer su propia visión, empatía y determinación para guiarlas.

La confianza se construye cuando el equipo sabe que su líder está dispuesto a acompañarlos en los fracasos y a convertir los errores en aprendizaje. No se trata de buscar culpables, sino de entender qué ocurrió, identificar las lecciones y ajustar el rumbo, a través de la escucha activa y la validación de las emociones de su equipo.

Al final, los grandes líderes sí pueden atribuirse una parte del crédito y al mismo tiempo reconocer la gestión colectiva. La verdadera magia del liderazgo ocurre cuando un líder decide encender la chispa en otros, y estos, a su vez, le confían su talento para crear proyectos que transforman realidades.