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La medición y presentación de informes de sostenibilidad no es una tendencia.
Este es un asunto que varios países, empresas y personas lo han tomado muy en serio al percibir y sentir algunos de los efectos del cambio climático, como lo es el calentamiento global.
Así lo ha entendido el legislativo colombiano que en 2012 debatió el proyecto de Ley 12 “por medio del cual se adoptan medidas que buscan asegurar la eficiencia y sostenibilidad energética y ambiental de Colombia”.
Esto es visto como un paso más que tiene como objetivo la integración de la industria, el Gobierno y los ciudadanos para favorecer un desarrollo sostenible para el país.
En ese sentido, Ernst Ligteringen, director del Global Reporting Iniciative, asegura que los gobiernos deben plantear normativas, parámetros y procesos pedagógicos que permitan integrar el tema de la sostenibilidad en la agenda de la industria y el comercio, como lo hacen hoy países en pleno desarrollo como Francia.
Con esto, se reafirma que la sostenibilidad es potestad de todos: de los grandes empresarios demandantes de energía y grandes emisores de carbono, de los ciudadanos que por medio del reciclaje y otras prácticas ambientalmente sostenibles prolongan la vida del planeta, de los gobiernos que deben proveer por la justicia ambiental y social, y de los profesionales que entienden que los recursos ambientales son el mayor tesoro para las futuras generaciones.
En síntesis, no podemos tener una economía sostenible si todos los ladrillos con la que la construimos están separados, por eso, las regulaciones deben ser para grandes y pequeñas empresas, así como para grandes proyectos turísticos y pequeños conjuntos residenciales.
Mientras tanto, desde Ernst & Young sugerimos que las organizaciones adopten un esquema general de cuatro categorías que son: reducir, cambiar, innovar y contrarrestar, con el objetivo de comunicar sus iniciativas de sostenibilidad e identificar oportunidades en toda la organización.
Entre los puntos sugeridos para ser sostenibles está, en primer lugar, reducir el consumo de recursos naturales y las emisiones de carbono.
En segundo lugar, debemos tener el propósito de cambiar a fuentes de energía y combustibles alternativos.
En tercer lugar, se debe innovar y desarrollar nuevas alternativas de tecnología limpia y productos y servicios con menor intensidad de carbono o con emisiones más bajas para satisfacer las exigencias de la economía en transformación. Por último, se deben contrarrestar las emisiones de carbono.
Así, las empresas podrán identificar más incentivos y oportunidades de créditos fiscales en relación con sus iniciativas de sostenibilidad, con lo cual mejorarán su retorno sobre la inversión y considerarán inversiones ecológicas adicionales.
Al mismo tiempo, los colaboradores conocerán este esquema que puede ser adaptado a sus hogares con el acompañamiento pedagógico del Gobierno.
Como lo decía anteriormente, para construir sostenibilidad se necesita que todos los ladrillos estén juntos, por lo tanto es compromiso tanto de las empresas como de las instituciones pertenecientes al sector público y la sociedad civil.
Relaciones sólidas entre las personas y el Gobierno
Para promover las empresas sostenibles es necesario fortalecer las instituciones y los sistemas de gobernanza que enmarcan la actividad empresarial. Para que haya mercados sólidos y eficientes, se requieren instituciones sólidas y eficaces, además de la garantía de que los recursos humanos, financieros y naturales se combinen de manera equitativa y eficiente con el fin de promover la innovación.