Y lo cierto es que sí. La firma, encargada de la recolección y disposición final de los residuos sólidos que diariamente generan los pereiranos -800 toneladas-, convierte los lixiviados, esos líquidos incómodos que resultan de la degradación de los desechos, en agua reutilizable.
Lo hace a través de una planta de tratamiento que procesa los lixiviados provenientes del relleno sanitario La Glorita, ubicado en el sector de Combia. El sistema permite eliminar los componentes contaminantes y lograr agua en un estado alto de purificación para ser utilizada en ciertas labores como en el lavado de calles. El objetivo, dijo la directora de Disposición Final de Atesa de Occidente, Catalina Hernández, es que en ciertos oficios no se use agua potable, sino aquella que pueda ser reutilizada.
“Tenemos en marcha una iniciativa para utilizar el agua tratada de los lixiviados en el lavado de los vehículos recolectores de basura. La autoridad ambiental nos debe dar el permiso”, sostuvo.
La planta está ubicada en el relleno sanitario y puede tratar 8 litros por segundo. Sin embargo, dijo Hernández, hoy solo se procesan 2 litros.
En total son 120 metros cúbicos por día que se tratan bajo este sistema y en el lavado de calles, parques, puentes y otros sitios públicos que realiza Atesa en el proceso de operación del servicio de aseo, solo utiliza 12 metros cúbicos. El excedente es vertido al río Otún.
“Lo que utilizamos en las vías urbanas y sitios públicos es realmente poco, por ello estamos buscando los permisos de la Carder (Corporación Autónoma Regional de Risaralda) para poder hacer el lavado de los carros. Esta labor se hace hoy con agua potable. La idea a futuro es buscar otros usos, por ejemplo, el riego de jardines y plantas y que 100% del líquido tratado se pueda utilizar”, sostuvo.
La firma empezó el desarrollo y puesta en funcionamiento de la planta en 2012 y ha logrado en estos años mejorar los niveles de purificación en el proceso de tratamiento. La planta está avaluada en $2.500 millones.