Reciclar puede parecer una tarea confusa, pero lo cierto es que una vez tiene presentes las bolsas, los usos y el impacto del proceso, llega a ser más sencillo y significativo de lo que imagina.
El primer paso es la separación en la fuente, que debe hacer cada persona desde su casa o lugar de trabajo. Para ella es necesario revisar los desperdicios y evaluar cuáles puede reusarse o reaprovecharse, y así poder disponerlos en la bolsa o contenedor adecuado.
La bolsa blanca, por ejemplo, debe utilizarse para los residuos aprovechables como el papel, cartón, metal, plástico o vidrio; en la bolsa verde los residuos orgánicos como las cáscaras de frutas o vegetales; y, por último, en la bolsa negra, los no aprovechables.
Adicionalmente, los residuos peligrosos o contaminados pueden disponerse en una bolsa roja o transparente para que los recicladores no se vean afectados.
Si usted vive en un conjunto o torre, debe cerciorarse de que las bolsas también se dejen en los contenedores que tienen los mismos colores, para evitar que se mezclen los desperdicios.
Otra forma de contribuir al reciclaje es buscar el centro de reciclaje más cercano a su lugar de residencia o contactar con los recicladores de la zona.
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