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Recolectaron más de dos toneladas de grano que ya fueron vendidos gracias a una red de alianzas nacionales e internacionales, incluso a Emiratos Árabes
El oso andino, una de las especies más esenciales y atractivas de Colombia, es vulnerable a la extinción. De no tomarse las medidas necesarias, en los próximos años se podría perder hasta el 30% de su población en el país, de la que no existe una cifra exacta debido a su característica de movimiento constante.
A través de un modelo de ocupación que indica la presencia del oso en zonas determinadas, se ha controlado el crecimiento de su población en los últimos años. Por ejemplo, en un corredor que incluye los Parques Nacionales Naturales Tatamá, Farallones y Munchique, se tiene un estimado de la presencia del oso andino en un 70% del territorio.
Con el propósito de preservar su hábitat, nació Conservamos la Vida, un proyecto liderado por la Fundación Grupo Argos en alianza con Wildlife Conservation Society, Parques Nacionales Naturales de Colombia, con la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca y Smurfit Kappa, que vela por la protección de esta especie y cuyos resultados incluyen la construcción de acuerdos de conservación con las comunidades que habitan en la cordillera occidental del país, mediante los cuales se está produciendo un café de talla mundial, el café Oso Andino.
En la segunda cosecha de los cafetales que se han desarrollado bajo el propósito de conservación de la especie, los campesinos de El Águila, en el Valle del Cauca, lograron recolectar más de dos toneladas de grano que ya fueron vendidos gracias a una red de alianzas nacionales e internacionales para la comercialización de este café especial. La calidad del producto es tal, que incluso el 9% de la producción fue exportada a Emiratos Árabes Unidos.
Esto ha sido un gran hito para los productores, pues en las 365 hectáreas donde trabajaron la primera cosecha y que ahora son un santuario de esta especie esencial para la conservación de los ecosistemas y el agua en esta zona del país, recogieron 776 kilos de variedades Caturro, Castillo y Colombia. En la segunda producción, la cosecha superó por más de 1.500 kilos lo logrado en la anterior.
“Las familias que hacemos parte del proyecto estamos muy interesadas e involucradas en procesos de reforestación y en el cuidado del oso andino, entendiendo que es posible lograr una sana convivencia tanto para nuestro progreso como para conservación del animal”, contó Johan Bravo, caficultor beneficiario del programa. “Ya con respecto al café tenemos la ventaja de contar con el clima, la altura y de estar muy cerca de la montaña el café sale con muy buena calidad. Estamos en ese proceso de trabajar la marca, y estamos contentos porque el producto ha gustado mucho”, agregó.
Para Bravo, es muy importante mantener las prácticas agrícolas del café Oso Andino, diferenciadas por privilegiar el cuidado del medio ambiente, lo que le ha abierto mercado al producto, incluso en el plano internacional. “El objetivo es que sigamos creciendo”, dijo.
A través de dos frentes, los de la preservación y la producción, Conservamos la vida tiene como objetivo impulsar el crecimiento poblacional del oso andino, al mismo tiempo que ofrece alternativas a los campesinos cafeteros de ese sector del país para mejorar sus condiciones socioeconómicas con proyectos productivos. En el municipio de El Águila, norte del Valle del Cauca, 10 familias participan en esta estrategia que nació en el 2016.
El proyecto motiva a los campesinos a destinar una parte de sus predios exclusivamente a la conservación, con el fin crear un corredor biológico para que el oso andino pueda caminar y reproducirse con tranquilidad. En la actualidad, las amenazas más importantes para esta especie en Colombia son la ganadería extensiva y la extensión agrícola.
A través del proyecto los campesinos reciben capacitaciones y herramientas para el mejoramiento de sus actividades productivas, asesorías para la producción del café que puedan vender y así obtener ingresos adicionales que les permita lograr mejores condiciones de vida.
“El objetivo principal es mantener el corredor del oso andino, que es el único que tiene el país. También, incentivar la producción sostenible, por lo que las familias que participan del proceso no solo se les ha capacitado en conservación de esta especie, también en aspectos técnicos para sus cultivos de café, que se ha convertido en uno de altísima calidad”, indicó María Camila Villegas, directora de Conservación de la Fundación Grupo Argos.
Hasta el momento, gracias a la marca de café Oso Andino se ha logrado la firma de 57 acuerdos de conservación con campesinos de la cordillera occidental y central para la protección de 2.500 hectáreas de bosque que sirven como corredor biológico de la especie.
Las personas interesadas pueden comprar el café en www.urbaniacafe.com
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