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Debemos entender que no toda catástrofe natural es impredecible. Por lo tanto, la comunidad en general, las diferentes instituciones y las empresas tienen un gran poder no solo para la prevención de los efectos de las mismas, sino también durante la ocurrencia del fenómeno. Desde el punto de vista preventivo, las empresas buscan formar y educar a la comunidad que esté bajo su campo de influencia y asegurando que sus productos y actividades no agraven, en el presente o futuro, la situación. Por el contrario, deben procurar que se eviten las catástrofes o se minimicen sus efectos.
Ya ocurrido el evento, las empresas, de acuerdo con su campo de acción, pueden prestar su apoyo conforme a los requerimientos específicos de la situación y este debe ser eficiente y eficaz para evitar la ocurrencia de un hecho similar. En tal sentido, un ejemplo muy elocuente viene de la industria de la construcción: vemos como algo positivo que en un terremoto las constructoras ayuden en lo que les sea posible para la reconstrucción de edificaciones destruidas. Pero, lo ideal es que preventivamente se hayan asegurado de que sus edificaciones, por su calidad de construcción, estudios, adecuación tecnológica y materiales, pudieran soportar un hecho fortuito como este. Si se dedican solo al altruismo en el momento de la tragedia y olvidan lo primero, claramente son más parte del problema que de la solución.
Es común que en las catástrofes naturales aflore un gran sentimiento de cooperación y apoyo dignos de los seres humanos, que jamás debemos verlo de forma negativa. Sin embargo, la responsabilidad social empresarial, como un mero altruismo, no es viable en el largo plazo. La empresa debe procurar que sus acciones sean parte integral de su modelo de negocio y no una “añadidura”. Si una organización tiene vocación social y ambiental y estructuras de gobierno corporativo óptimas para desarrollar esta misión, le será realmente natural apoyar en estas circunstancias, e incluso, como se mencionó, preverlas o disminuir sus efectos.
En la historia reciente hay ejemplos sobresalientes. Uno de ellos se resume en las acciones de Viber luego del terremoto en Nepal de 2015, en el cual la empresa ofreció masivamente llamadas entrantes y salientes en Nepal de manera gratuita. Convencidos de la calidad de su servicio y como resultado de su buena acción, aumentó su base de clientes que habían descargado la aplicación en la zona, lo que le resultaría beneficioso en algún momento. En Chile, en 2010, varias instituciones bancarias ampliaron los plazos para el pago de deudas de sus clientes, entendiendo que era inútil para las instituciones financieras actuar de forma aislada al contexto real que se vivía y exigir pagos a tiempo a una población que en ese momento no podía hacerlo.
Las empresas están llamadas no solo a la prevención, sino a desarrollar esquemas de acción coordinada con los gobiernos para prestar el apoyo necesario. De igual forma, estos impactos en lo concerniente a sostenibilidad se deben involucrar al ámbito interno de la empresa y de esa forma, promoverlos como parte de la formación de los colaboradores.