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La temperatura global promedio de la Tierra ha subido 1,1 °C. Un arquitecto explicó cómo están haciendo para adaptar las viviendas
A causa de los récords de temperatura alcanzados en 2023, como resultado del impacto del fenómeno climático ‘El Niño’, a nivel global se está viviendo un cambio climático progresivo radical que provoca un aumento significativo de las temperaturas del Océano Pacífico.
Actualmente, se están llevando a cabo estrategias de mitigación como la transición a fuentes de energía renovables, la reducción o captura de las emisiones de gases de efecto invernadero e implementación de prácticas sostenibles. Sin embargo, también es necesario no solo buscar métodos para reducir su impacto; lo clave es cómo se adapta, porque ya se está viviendo el cambio. Uno de los sectores que más se ve afectado por el cambio climático son las viviendas.
Según datos de Visual Capitalist, la temperatura global promedio de la Tierra creció al menos 1,1 °C desde 1880, y el ritmo ha aumentado significativamente en el último siglo junto con la quema de combustibles fósiles. La mayor parte del calentamiento se ha producido desde 1975, con un aumento de las temperaturas de 0,15 a 0,20 °C por década.
Aunque las cifras globales muestran unos aumentos irracionales en las temperaturas promedio del mundo, los efectos son mucho más alarmantes y evidentes a escala local.
Según el arquitecto Carlos Hernández Correa, profesor de facultad de arquitectura y diseño de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, existen distintas estrategias para adaptar las viviendas al cambio climático:
Es necesario mejorar el aislamiento térmico de techos, paredes y ventanas de las viviendas para reducir la necesidad de calefacción y refrigeración, que serán necesarias después del cambio de temperaturas, de lo que disminuye el consumo energético y las emisiones de carbono.
Otra medida útil es instalar algún sistema de recolección de agua de lluvia de fácil manejo e instalación económica, para poder reutilizarla en riego y limpieza, con el objetivo de aliviar la presión sobre las fuentes de agua potable, en estas épocas de sequía que se avecinan.
La mejor forma de reducir la sensación térmica de calor dentro de un hogar o una vivienda es utilizando techos y materiales exteriores de alta reflectividad, lo cual generara un sistema de absorción de calor dentro de la casa, que a su vez mitigara el efecto isla de calor en áreas urbanas.
“En las viviendas se manifiestan muchos de los impactos significativos de los cambios climáticos, que están ocurriendo, por ejemplo, cuando hay aguaceros intensos o vendavales fuertes, los techos de las casas se pueden volar. En estos casos hay que pensar con qué tecnologías estamos construyendo los techos para que sean resistentes, para que puedan afrontar estos eventos extremos”, explicó Juan Camilo Villegas Palacio, investigador de la Universidad de Antioquia.
Para combatir y prevenir las posibles inundaciones que lleguen a suceder dentro del hogar, se puede elevar la altura de las estructuras, según los expertos, o instalar algunas barreras en estas. También es útil instalar sistemas de drenaje amplios adecuados, para prevenir daños dentro de la vivienda por inundaciones repentinas o crecidas de ríos.
“Es necesario mejorar el aislamiento térmico de techos, paredes y ventanas para reducir la necesidad de calefacción y refrigeración, lo que disminuye el consumo energético y las emisiones de carbono”.
“En las viviendas se manifiestan muchos de los impactos significativos de los cambios climaticos, que están ocurriendo, por ejemplo, cuando hay aguaceros intensos o vendavales fuertes”.
Una precaución necesaria, y que muchas personas no tienen en cuenta a la hora de prepararse para el fenómeno de ‘El Niño’, es la dependencia de combustibles fósiles por uso de fuentes de energías. Implementar paneles solares u otras fuentes de energía renovables para generar electricidad .
“Estas estrategias pueden ayudar a hacer frente a los desafíos del cambio climático y a crear viviendas más sostenibles y resilientes”, agregó Hernández.
