La sostenibilidad ambiental pasó de ser un tema de debates, congresos y foros, a un tema de acción y rendición de cuentas. Actualmente anunciar el desarrollo de operaciones amigables con el medio ambiente no es suficiente, existen grupos de interés y comunidades que a diario velan porque, efectivamente, se protejan sus recursos. Algo que es apenas lógico porque hoy somos más conscientes de la limitación de los mismos, tanto las organizaciones como las comunidades han entendido que los recursos naturales son finitos y en ese sentido les interesa velar por su preservación que es en interés de todos.
Suena fácil y aparentemente obvio. No obstante, es un tema que requiere planeación y estrategia. La sostenibilidad ambiental debe ser un pilar de la estrategia de una compañía para tener resultados efectivos. Independiente de la actividad a la que se dedique, sus acciones que deben permear a toda la organización y para eso son implementadas desde políticas de reciclaje hasta planes de manejo ambiental que abarcan la restauración de terrenos, entendiendo este último concepto no solo como la restauración del paisaje, sino como terrenos que vuelven a ser útiles para la ganadería, la agricultura e incluso para parques o proyectos de construcción.
Entonces no se trata de satanizar ni estigmatizar el tipo de actividad que ejercen las compañías, sino de velar por un activo común: el medio ambiente. La estrategia debe enfocarse en que las acciones del presente garanticen a las futuras generaciones la satisfacción de sus necesidades y esto debe involucrar a todas las instancias de la sociedad: Estado, empresas, comunidades, academia, entre otras.
Una manera muy interesante y positiva de apostarle al compromiso con la sostenibilidad ambiental y con el desarrollo y bienestar de las regiones donde se tiene presencia es la constitución de Zonas de Reserva Natural de la Sociedad Civil (Rnsc) que deben ser aprobadas por Parques Nacionales. Son una forma de áreas protegidas en las que los propietarios privados, de manera libre y voluntaria, solicitan que sus predios sean destinados como reserva natural. Estas zonas, buscan contribuir a la conservación de un ecosistema de bosque y otras especies nativas. Así mismo, pretende generar bienes y servicios ambientales directos e indirectos como mejoramiento del paisaje, captura del CO2, producción de oxígeno y refugio de fauna.
Este es ejemplo de los significativos aportes que se pueden hacer desde el sector privado, pero hay muchas maneras de generar impactos positivos al medio ambiente. Es hora de que todos tomemos las riendas de este asunto y busquemos activamente generar sinergias entre comunidades, con autoridades locales y nacionales y entre jugadores del sector privado para que el único resultado de la ecuación sea la preservación de los ecosistemas que asegurarán la calidad de vida de las generaciones venideras.
