Hasta hace un tiempo hablábamos de responsabilidad social como el compromiso de las organizaciones con su entorno. Hoy, con el término Ciudadanía Corporativa se ha ampliado el panorama al entender que es una filosofía o ética intrínseca de las empresas en la cual estas se preguntan cómo pueden cumplir sus propósitos económicos impactando positivamente a la sociedad. Y este comportamiento es a su vez altamente valorado por los consumidores que cada vez más cuestionan las prácticas de las marcas y buscan aquellas que les son más afines a su visión de mundo.
Por ejemplo, en el sector de los restaurantes las personas no solo quieren productos cuyo origen no perjudique ni a las personas ni al medio ambiente, sino que las beneficien, que las alimenten bien, que rescaten los alimentos de un país, que aporten a la generación de empleo, a programas de sostenibilidad e incluso a prestar un servicio como es el voluntariado.
Sobre este último punto, las empresas que hemos implementado jornadas de voluntariado podemos decir que estos no son una forma para que las personas se sientan mejor consigo mismas, sino una oportunidad para construir sociedad y su rol es tan significativo que las Naciones Unidas declararon a los grupos de voluntarios fundamentales para alcanzar las metas propuestas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Según las Naciones Unidas, “el voluntariado es, por naturaleza, un importante vehículo para el desarrollo sostenible. Permite a las personas y comunidades participar en su propio crecimiento. Gracias al voluntariado, los ciudadanos construyen su propia resiliencia, amplían su conocimiento básico y adquieren un sentido de la responsabilidad para sus propias comunidades. El voluntariado consolida la cohesión social y la confianza al promover acciones individuales y colectivas, lo que conlleva efectos sostenibles para las personas mediante las personas”.
Las jornadas de voluntariado permiten a las personas ampliar su conocimiento de las realidades locales, salir de su zona de confort y colaborar al crecimiento sostenible de las comunidades. Pero además, impactan positivamente el clima organizacional en una empresa que lo desarrolla. Según un estudio de Voluntare, red que promueve el voluntariado corporativo, se ve un aumento en la autoestima de los empleados al crearse oportunidades de desarrollo personal y un sentimiento de ser “útil a la sociedad”.
Asimismo, los voluntarios que toman los roles de líderes mejoran notablemente sus habilidades en la toma de decisiones y en el trabajo en equipo al sentir una mayor responsabilidad y compromiso hacia una causa tan importante, lo que repercute directamente en su crecimiento profesional y personal dentro de la organización. Y, aunque en Colombia solamente 35% de las empresas tienen programas de voluntariado corporativo, de acuerdo con cifras de la Andi, muchas marcas ya hemos verificado lo efectivas que pueden ser estas actividades dentro de las organizaciones, y por supuesto, el impacto que pueden tener en la sociedad.
Cuando los trabajadores sienten que hacen parte de una organización con una filosofía que promueve y apoya a su comunidad y que, además, les permite a sus trabajadores aportar, su perspectiva cambia y aumenta el sentimiento de pertenencia y esa es un punto que tiene muchísimo valor para las organizaciones actuales.
