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Atica, empresa especializada en la gestión de residuos hospitalarios aprovecha la energía de la transformación de materiales peligrosos
Teniendo en cuenta solo el ámbito de Bogotá, hay más de 47.000 generadores de residuos hospitalarios, que producen más de 80.000 toneladas de residuos peligrosos al año. La transformación de estos residuos con la posibilidad de generar aprovechamiento energético en el proceso es una alternativa que ya se está usando para mitigar el impacto ambiental de la disposición final y al mismo tiempo prevenir emergencias sanitarias por los riesgos de contaminación biológica.
Atica, empresa con más de 30 años de trayectoria, especializada en la gestión y disposición integral de residuos industriales, hospitalarios, minero energéticos y aceites, ha recolectado cerca de 45.000 toneladas de residuos hospitalarios en el país en lo corrido de 2023. La compañía se encarga de la recolección de estos residuos en diferentes ciudades de Colombia, incluyendo Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena e Ibagué, y en municipios cercanos.
Algunos de estos se residuos se clasifican como residuos con riesgo biológico, ya que entre ellos hay materiales que han estado en contacto con el cuerpo durante la prestación de servicios de salud, como guantes y tapabocas, así como objetos cortopunzantes como agujas y cuchillas. También se incluyen residuos biológicos que son altamente peligrosos para la salud y requieren una gestión y tratamiento especiales. En el proceso utilizan vehículos ecoamigables, lo que ayuda a reducir las emisiones de CO2.
“Contamos con hornos de incineración de última tecnología que generan vapor para diversos procesos. Esto nos ha permitido aumentar nuestra capacidad de tratamiento”, señala Mauricio Abondano, gerente de negocios de Atica. Recientemente estrenaron un nuevo esterilizador con una capacidad de hasta una tonelada de residuos peligrosos por hora ya que, según explica el directivo, la demanda del sector hospitalario en Bogotá y Cundinamarca crece día a día. “La gestión adecuada de los residuos hospitalarios es fundamental, ya que, de lo contrario, pueden generar contaminación y enfermedades”, subraya.
Los desechos infecciosos, especialmente los objetos cortopunzantes, representan un peligro para quienes entran en contacto con ellos. Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, 40% de las enfermedades ocupacionales del personal de salud se deben a infecciones por hepatitis B y 2,5% a infecciones por VIH.
Energía de los residuos peligrosos
Tras la recolección de los residuos, se transportan a una planta de transformación, donde se clasifican y se densifican según su capacidad calórica antes de ser incinerados. En la cámara de combustión se generan gases que se transforman en vapor, que se utiliza como energía en calderas, esterilizadores, procesos de secado de lodos y re-refinación de aceite usado, evitando el uso de combustibles fósiles como gas natural, combustible diésel y keroseno.
El gerente de negocios de Atica explica que, además, el vapor se convierte en electricidad mediante una turbina. Esta electricidad se utiliza para alimentar las plantas y recargar las baterías de la flota vehicular, haciendo que el tratamiento de residuos sea un proceso sostenible.La energía calórica de la termo destrucción de los residuos se aprovecha en la neutralización de líquidos y esterilización de residuos hospitalarios, cerrando un ciclo de economía circular.
Innovación para la transición energética
Acciones y procesos como los de Atica cobran importancia en un contexto mundial que tiene entre sus metas la transición energética y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Un informe de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano señala que el Índice de Transición Energética 2023 publicado por el Foro Económico Mundial reveló un descenso en la posición global de Colombia, pasando del puesto 29 en 2021 al puesto 39 este año, lo que plantea interrogantes sobre la efectividad del enfoque en el país hacia la adopción de fuentes de energía limpias. El país obtuvo 60 puntos en esta evaluación, que mide inversión, innovación e infraestructura, en comparación con los 66 puntos de la anterior calificación.
El profesor Andrés Aristizábal, docente de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, ingeniero electricista, doctor en física y con un postdoctorado en Distribución eléctrica inteligente de la Universidad Nacional, considera que la innovación tecnológica será fundamental para que el país avance hacia un futuro más sostenible.
Aunque destaca la importancia de las subastas energéticas que han adjudicado proyectos significativos de energía eólica y solar, señala que los problemas en la aceptación social y obstáculos institucionales han llevado a la retirada de importantes empresas internacionales. “La transición debe ser gradual y bien estructurada, reconociendo la falta de celeridad en las entidades gubernamentales para otorgar las licencias necesarias”, señala.
Así mismo, el profesor Jorge Aurelio Herrera, ingeniero electrónico y doctor de la Universidad Autónoma de Barcelona, experto en temas como la optimización de la extracción de energía de sistemas renovables resalta la importancia de la autonomía tecnológica para garantizar la viabilidad financiera y la eficiencia de las soluciones de energías alternativas. “La industria colombiana debe desarrollar tecnologías propias en lugar de depender de sistemas adquiridos a altos costos de otros países”, advierte.
Claudia Vásquez, directora de TNC Colombia, dijo que el logro es que los servicios ecosistémicos se consideren al planear cualquier actividad económica
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