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Los pitillos plásticos ocupan el séptimo lugar entre la basura con mayor presencia en los océanos
Sabemos que los pitillos, las tapas y las bolsas plásticas no son los únicos elementos contaminantes de nuestro deteriorado medio ambiente. Pero ¿por qué ha sido tan importante en los últimos años generar acciones y discusiones en torno a su uso?
El motivo es simple y a la vez muy preocupante: la alta frecuencia con que los usamos en el día a día, la vida útil tan corta que tienen y el daño ambiental que generan al tardar cientos de años en degradarse.
Los pitillos plásticos ocupan el séptimo lugar entre la basura con mayor presencia en los océanos; son parte de las 8 millones de toneladas de plástico que terminan en las profundidades de nuestros mares cada año; y tardan más de 200 años en biodegradarse.
Hace unos años se lanzó en Colombia la campaña “sin pitillo, por favor” que generó un interesante cambio cultural y demostró que es posible cambiar pequeños hábitos como el de pedir pitillos en un restaurante. Hoy en día, hasta nos sentimos un poco avergonzados al pedirlos. Este camino ha demostrado que las personas sí están preocupadas y comprometidas con esta causa.
Las legislaciones de muchos países en el mundo están caminando en la dirección de erradicar los plásticos de uso único o cobrar impuestos por su uso, y en Colombia ya hay discusiones en torno a este tema. Pero, por lo pronto el 91% del plástico que se fabrica en el mundo no se está reciclando y, por lo tanto, termina siendo basura.
Con esto en mente, en Subway lanzamos recientemente la campaña #nosalvemosalospitillos. En ella, planteamos a nuestros consumidores las posibilidades que tienen: salvar a los pitillos o al medio ambiente.
Nuestra campaña de concientización y acción no solo abandera la causa de salvar las tortugas marinas, sino que busca que nos cuestionemos sobre las elecciones que tenemos como consumidores y como restaurantes.
Al ser la cadena de franquicias de restaurantes más grande del mundo debemos ser también actores responsables en la sociedad. Cada pitillo contamina y cada acción que hagamos desde la compañía y con nuestros clientes cuenta.
Por lo tanto, es una invitación a elegir no usar plásticos de uso único y ser parte de la solución. Por nuestra parte, estamos comprometidos a reducir nuestro uso de estos implementos así como de las tapas plásticas en un 50% a través de toda América Latina para fines de 2020.
Por otro lado, es clave también tomar acciones remediales como limpiezas y protección de la fauna, entre cientos de otras más. Pero, sobre todo, nunca debemos dejar de preguntarnos cómo empresas ¿Qué más podemos hacer? ¿Qué procesos podemos cambiar sin que la calidad de nuestro producto se altere? ¿Cómo podemos seguir ofreciendo una buena experiencia respetuosa con el ambiente? Y cómo ciudadanos ¿elijo llevar esa bolsa? ¿Realmente necesito el pitillo? ¿Y cuándo la termine de usar a donde irá a parar?
La tarea no es nada fácil y ninguna persona ni empresa por sí sola podrá salvar a todas las tortugas o todos los océanos, pero sí urge que todos tomemos acciones al respecto para poder lograr cambios.
Como planteó la Manifestación en Nueva York para demandar acción política sobre el cambio climático hace un par de años, “There is no planet B”, “No hay planeta B”, por eso, cada acción y cada elección cuentan.