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Los equipos del fútbol profesional colombiano enfocan sus planes en las escuelas de formación, el diálogo con las barras bravas y las fundaciones.
La gloria del fútbol va más allá de los estadios, los hinchas y las camisetas. La pasión de los centenares de aficionados que se reúnen para festejar los encuentros deportivos son tan solo una pequeña porción de las emociones que trasmiten los equipos, pues más allá de triunfos y derrotas, estas instituciones también se la juegan por los niños y jóvenes a través de sus planes de responsabilidad social empresarial.
Los aportes al desarrollo del país se ven en el diálogo social con las barras bravas, en las alianzas con fundaciones, en las donaciones y en sus escuelas deportivas. O así lo evidencian los más de 50.000 niños que se han beneficiado en los últimos años, y quienes como James Rodríguez, Yerry Mina o Juan Guillermo Cuadrado creen que este deporte es uno de los mejores motores de progreso social.
Uno de los equipos que desde hace un poco más de dos décadas viene apostando por estas iniciativas es el Atlético Nacional. El club, al mando de su presidente Juan David Pérez, cuenta con varios programas en los que se destacan sus escuelas de fútbol y la Copa Atlético Nacional con la comunidad.
La primera se trata de una iniciativa que nació en 2007, cuando el club decidió vincularse como promotor de las escuelas de fútbol que había creado Incauca en 2004, en las que había aproximadamente 300 niños. Hoy, tras más de 15 años, este programa ha beneficiado a niños con discapacidad cognitiva o necesidades educativas especiales. De hecho, desde su creación ha logrado cambiarle la vida a miles de niños.
“En Atlético Nacional creemos en el gran poder que tiene el fútbol como vehículo de transformación social. Tenemos varios programas deportivos, pero también tenemos alternativas educativas para que los jóvenes accedan a la educación. Estamos trabajando en fortalecer el diálogo con los hinchas”, aseguró Ricardo Zapata, director de mercado de la institución.
El club verdolaga, que ha ganado 16 ligas colombianas y dos veces la Copa Libertadores, entre otros títulos, también cuenta con la Copa Atlético Nacional con la comunidad, un proyecto mediante el cual promueve actividades sociales, culturales, educativas y formativas para los jóvenes. Desde 2012, este modelo ha beneficiado a más de 10.000 niños y jóvenes en un espacio de sana distracción y generación de oportunidades.
“En Atlético Nacional creemos en el gran poder que tiene el fútbol como vehículo de transformación social. Tenemos programas deportivos y de educación”.
Las otras apuestas sociales las tienen, igualmente, Millonarios FC y Santa Fe. Los dos equipos capitalinos cuentan con escuelas de formación en las que se le apuestan a desarrollar las habilidades deportivas de niños y jóvenes. De hecho, esto va de la mano con la más reciente alianza entre Millonarios y la Fundación Cardioinfantil, quienes se unieron con el objetivo de ayudar a niños para que puedan recibir tratamiento gratuito para enfermedades del corazón.
“Es indiscutible que el fútbol hace vibrar los corazones de los hinchas y, gracias a esta iniciativa, también permitirá brindar segundas oportunidades de vida para quienes más lo necesitan”, aseguró Miguel Bernal, director del Programa Social de la Fundación Cardioinfantil.
Juan Andrés Carreño, presidente de Santa Fe, explicó, por su parte, que bajo el programa Santa Fe Social se han promovido proyectos con diferentes fundaciones y para los jóvenes “Con la Personería hicimos el día de las víctimas. Hicimos una campaña contra la xenofobia en donde se invitaron a venezolanos a las tribunas. Promovimos, también, una jornada de los soldados heridos en combate. Hemos hecho mucha cosas buenas por la ciudad”, dijo.
El Club Deportivo La Equidad es otra muestra de esta realidad. Carlos Mario Zuluaga, presidente de la institución, explicó que “en la escuela se tiene un convenio con la Fundación de la Equidad (Fundequidad). Allí tenemos varios programas: el primero es el de becas para niños sin recursos, con alrededor de 150 niños becados; y el segundo, un programa en alianza con Cotregua, que es una cooperativa en Puerto Inírida (...). También tenemos convenios en todo el país donde impactamos a más de 18.000 niños con todas las cooperativas. Se han beneficiado más de 20.000 niños en los últimos años”.
Todo este impacto social también se ve en el Deportivo Cali y el América. El equipo azucarero, por ejemplo, cuenta con 22 escuelas filiales ubicadas en Tolima, Eje Cafetero, Valle del Cauca y Nariño. A esto se suma, a su vez, que la Asociación Deportivo Cali se ha unido a campañas para apoyar la lucha contra el cáncer de mama, la equidad de género y el cierre de brechas.
El América, por el contrario, apuesta más allá y durante años ha logrado establecer una política de trabajo con las barras bravas para vivir el fútbol en paz fuera y dentro de los estadios.
Estos planes de los equipos se ven igualmente en instituciones como el Junior, el Tolima, el Independiente Medellín, el Once Caldas y el Deportivo Pasto. Estas escuadras, que semestre a semestre disputan el torneo, cuentan con escuelas de formación deportiva no solo para sus afiliados, sino también para niños de comunidades.