Desde hace cinco años, la Fundación Construyendo Sonrisas viene liderando un proyecto social que se basa en mejorar la experiencia educacional de los niños que viven en zonas rurales, apartadas y con poca o casi nula presencia del Estado.
Durante el tiempo que llevan impactando a estas comunidades, la fundación ha logrado impactar 90 niños de seis comunidades, mediante proyectos de infraestructura en diferentes municipios del país.
Según David Bravo, fundador y director de la fundación, sus objetivos no solo van encaminados a las comunidades vulnerables, sino también al programa de voluntarios, los cuales son según Bravo, “los protagonistas del cambio y a quienes buscan conectar con la realidad del país”.
Desde un inicio, el proyecto comenzó con estudiantes de la Universidad de los Andes y el principal objetivo era hacer la remodelación de las escuelas rurales. Sin embargo, conforme avanzó el proyecto se transformó hasta convertirse en más que una ayuda física, para convertirse en una ayuda integral para los niños.
Así, los más de 300 voluntarios que tiene la fundación vienen de muchas carreras como psicología, trabajo social, antropología, administración, entre muchas más, con el fin de ayudar integralmente a los niños de la ruralidad. Han donado más de 19.000 horas.
A la fecha, la fundación cuenta con voluntarios de todas las universidades y de muchas empresas, las que se han incluido en este proyecto. Bravo resaltó que tienen planes de seguir expandiendo su impacto hacia otras regiones, además de la inclusión de más voluntarios al proyecto.