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Techo es uno de los tres humedales que quedan en la localidad de Kennedy, en la capital del país. Según la Secretaría Distrital de Ambiente y el Acueducto de Bogotá, esta reserva registra un área total de 11,67 hectáreas, pero la realidad es que solo le quedan 3 hectáreas. ¿La razón? La serie de construcciones de edificios que se levantan alrededor de este ecosistema generan un constante vertimiento de cemento y escombros que están llevando a que el espejo de agua desaparezca.
Este es apenas uno de los 14 humedales que tiene Bogotá y, que a pesar de que entidades estatales y organizaciones no gubernamentales están trabajando en su recuperación, se ven amenazados en la actualidad por problemas como basura, contaminación, vertimientos, entre otros.
“Los principales empresas que ocasionan impactos en los humedales están relacionadas con la construcción. La demanda de suelo para vivienda aumenta y, con esto, la presión en estos ecosistemas. Dichas empresas inician con nivelaciones o rellenos en áreas aledañas y terminan con grandes torres de apartamentos que ocasionan grandes impactos para la movilidad de las aves y por vertimientos de aguas lluvias con alguna carga de contaminantes”, indicó Libia Hernández, directora de Humedales de la Subdirección de Ecosistemas y Ruralidad.
Además del Grupo AR, Constructora Arrecife y Marval, a las que según la Subdirección de Ecosistemas y Ruralidad les adelanta procesos administrativos sancionatorios por posibles afectaciones a estos ecosistemas, otras empresas han salido a relucir por contaminar los pocos humedales que quedan en Bogotá: Cementerios Jardines de Paz, Corabastos, Sector Industrial de Capellanía y Coca-Cola.
“Empresas pequeñas y medianas han venido a la Fundación Humedales de Bogotá para hacer una inversión puntual o actividades especiales como recolección de basura, pero son muy incipientes y no contribuyen con un programa como tal. Actualmemte, hay algunos planes padrinos con las CAR (Corporaciones Autónomas Regionales), pero no están en Bogotá”, dijo el director del organismo, Jorge Escobar.
El vocero alertó que al desaparecer los humedales también se está acabando con la vida, pues estos ecosistemas son el hábitat o el lugar de paso de muchas especies. En Juan Amarillo, el humedal más grande que hay en la capital con más de 200 hectáreas, aún quedan 60 especies de aves nativas y 51 de flora. “Esa vida se debe conservar. Nos dio mucha satisfacción ver hace unos días 3.000 patos canadiense en el humedal de Fontibón, pese a toda la contaminación que reciben. Esto no se puede acabar”, agregó Escobar.
El ejemplo del Grupo Familia en la zona de Cajicá
Investigación, protección y sensibilización ambiental son las tres líneas de acción que comprende el programa del Grupo Familia en los humedales Las Mercedes y Brinsa de Cajicá, a propósito de los planes padrinos de las CAR. “Como compañía debemos sensibilizar a la comunidad sobre la importancia y cuidados de los humedales, y del medio ambiente en general. Es nuestro compromiso cuidar las reservas y preservar la biodiversidad del entorno en que operamos”, dijo Susan Irwin Pizano, jefe de Gestión Ambiental Grupo Familia. Otra empresas en estos programas son Bavaria y Coca-Cola.
Las opiniones
Susan Irwin Pizano
Jefe de Gestión Ambiental Grupo Familia
“Como compañía debemos sensibilizar a la comunidad sobre la importancia y cuidados de los humedales, y del medio ambiente en general”.
Jorge Escobar
Director de la Fundación Humedales de Bogotá
“El ser humano es el principal causante de la desaparición de los humedales. La basura, los vertimientos y las diversas construcciones son amenazas”.
Axel Caicedo
Ambientalista de la Fundación Natural Planet
“El Juan Amarillo es el humedal más grande que tenemos en Bogotá. Entre sus funciones está que evita las inundaciones de los barrios”.
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