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Los residuos plásticos en Colombia
La Ley 2232 de 2022 en Colombia establece una serie de regulaciones para reducir el uso de plásticos de un solo uso en el país
La contaminación por plásticos es un problema global que continúa en aumento, intensificado por la creciente producción de este material. Según Greenpeace, se proyecta que para 2030, 20% de la producción mundial de petróleo se destinará a la fabricación de plásticos, lo que acelera tanto la crisis climática como la amenaza a la biodiversidad marina.
En las costas colombianas, especialmente en el Pacífico y el Caribe, la contaminación por plásticos es evidente, con hasta 8.000 microplásticos encontrados por metro cuadrado de playa, según Greenpeace. Se estima que para 2050 todas las especies de aves marinas consumirán plásticos.
Frente a esta problemática, en nuestro país existen fundaciones y empresas que se han encargado de darle una segunda oportunidad a las basuras del mar. A través del Upcycling, la técnica que reutiliza materiales o productos para crear otros de mayor valor, tanto ecológico como económico.
Arca es una empresa colombiana de gafas y accesorios que se inspiró en las playas colombianas contaminadas, Juan David Montoya, emprendedor de Arca, dice que tenía el deseo de combinar su pasión por el diseño con la urgente necesidad de proteger los océanos.
“Quería demostrar que la sostenibilidad y la moda pueden ir de la mano, creando productos que la gente realmente quisiera usar mientras generamos un impacto positivo. Las gafas fueron el producto perfecto porque representan el estilo caribeño y nos permiten darle una segunda vida al plástico marino con un toque de artesanía tradicional” dijo Montoya.
La Ley 2232 de 2022 en Colombia establece una serie de regulaciones para reducir el uso de plásticos de un solo uso en el país, con el objetivo de mitigar la contaminación ambiental. Esta ley prohíbe la fabricación, comercialización y distribución de productos plásticos de un solo uso.
La organización WWF dice que la contaminación plástica representa una de las crisis ambientales más graves a nivel global. En Colombia, se estima que cada año se producen 700.500 toneladas de envases y empaques plásticos, pero apenas 30% de estos se reciclan para convertirse en nuevos empaques.
En el Pacífico colombiano, surge la iniciativa Plástico Precioso Uramba, una fundación dedicada a recuperar plásticos de las playas de Bahía Málaga, en Buenaventura, y reutilizarlos de manera beneficiosa para la comunidad. Esta organización colabora estrechamente con la Institución Etno Educativa de Juanchaco, donde, además de reparar las estructuras metálicas de pupitres dañados, transforman los residuos plásticos recuperados en elementos funcionales para las escuelas. Con solo 4 kilogramos de plástico de las playas, fabrican el espaldar, el porta brazos y la silla de los pupitres, brindando una solución innovadora tanto para la contaminación como para la necesidad educativa de la región.
A través de sus canales de difusión, Plástico Precioso Uramba explica que para la realización de un solo pupitre requieren 2000 tapas plásticas, adicionalmente no es útil cualquier tipo de plástico, debe ser polietileno de alta densidad o polipropileno. Hasta ahora han entregado 68 pupitres a la comunidad, lo que representa 272 kilos de plástico recuperados.
Bohío es una empresa de ropa playera y fresca que se caracteriza porque sus productos son hechos con plástico reciclado sacado del mar, Juan Camilo Velásquez Agudelo, Co-fundador de la marca dice que si es posible crear empresa y simultáneamente generar un impacto ambiental y social positivo, además de la producción ecológica de sus productos, de lo recaudado de sus colecciones de ropa destinan dinero a diferentes causas para la conservación e investigación de la fauna marítima colombiana.
“Nosotros por ejemplo ya hemos reciclado alrededor de 150.000 botellas a partir de las colecciones de ropa que hemos lanzado, hemos reciclado más de 15 metros de desechos textiles y no usamos agua para la elaboración de nuestros productos, hasta ahora hemos ahorrado 46 millones de litros de agua”.
Estas iniciativas enfrentan diferentes retos para hacer realidad su propósito, Juan David Montoya explica que el mayor desafío es la degradación del plástico marino por el sol y la sal, lo que requiere una cuidadosa selección del material recuperable.
“Trabajamos con un riguroso proceso de limpieza, clasificación y tratamiento para garantizar que solo el plástico en condiciones óptimas llegue a la fase de producción. Nuestra experiencia nos ha permitido desarrollar técnicas para identificar qué tipos de plástico funcionan mejor para nuestros productos, asegurando durabilidad y calidad. Es un proceso exigente, pero el resultado final demuestra que es posible crear productos premium a partir de lo que otros consideran basura”.
Arca ha logrado recuperar más de 1 tonelada de plástico. Socialmente, Montoya afirma que generan ingresos dignos para las familias recolectoras de plástico y preservan técnicas artesanales tradicionales, lo cual afirma que demuestra a otros emprendedores que es posible crear negocios rentables que resuelvan problemas ambientales y generen beneficios sociales.
“Estamos probando que la sostenibilidad no es solo una etiqueta de marketing, sino una verdadera oportunidad para reinventar industrias completas, como la moda, desde una perspectiva más consciente y circular”.
Con los cambios regulatorios frente a la crisis climática, tensiones geopolíticas y avances tecnológicos, las empresas y los gobiernos del mundo estarán obligados a tomar decisiones estratégicas