El Gobierno colombiano ratificó el pasado 26 de agosto el Convenio internacional de Minamata, con el cual se espera dejar de emitir unas 180 toneladas de mercurio al año, de las cuales un 55% se dedica a la explotación minera, y como meta para el 2023 poder asegurar que Colombia esté libre de este contaminante. Sin duda es una buena noticia para el medio ambiente y la protección de los recursos de nuestro país, pero ¿qué tan viable es?, ¿Es posible desarrollar la actividad sin mercurio?
El Convenio le otorga más herramientas a la industria minera para controlar, reducir y eliminar el uso de esta sustancia contaminante. No obstante, los retos siguen siendo mayúsculos, ya que se estima que en el país el 60% de la extracción ilícita de recursos y una parte importante de esta cifra es la explotación minera que se desarrolla con mercurio.
En consecuencia, Colombia es el tercer país con mayor contaminación por mercurio en sus fuentes hídricas.
Ante este panorama, es clave que las empresas del sector comiencen a afrontar el tema de la protección al medio ambiente y a la salud de las comunidades donde operan, de una manera más seria.
He sido testigo de que la eliminación del uso del mercurio sí es posible, si tenemos en cuenta que desde hace más de cinco años Mineros S.A. dejó de utilizar este material en el proceso de extracción de oro. Esto nos ha permitido garantizar el bienestar de los grupos de interés al tiempo que generamos progreso en las regiones.
Si bien es verdad que no es un proceso tan simple de cambiar, sí es posible desarrollar una extracción aurífera sin mercurio con equipos de concentración gravimétrica que separan los minerales pesados (oro y arenas negras) por medio de un sistema de canalones hidráulicos, permitiendo la sedimentación de las partículas de oro.
Además de ser un método amigable con el medio ambiente, la recuperación mineral es superior, ya que con el mercurio se recuperaba cerca del 50% y con este método se estima una recuperación superior al 94%.
El esfuerzo debe estar, por tanto, en impulsar una minería responsable que le apueste al uso de tecnología y a las prácticas amigables con el medio ambiente, la contaminación de las fuentes hídricas en el país continuará siendo una preocupación, con graves afectaciones para la salud de los habitantes cercanos a las áreas de extracción. Sumado a ello, es clave trabajar con más rigor en contra de la extracción ilícita de oro, apoyar y capacitar a las comunidades para que dejen de usar el mercurio en la extracción del metal precioso, pues evitar el uso de este material tendrá beneficios ambientales para el país en el mediano y en el largo plazo.
El camino es largo, pero poco a poco entre todos los actores podemos implementar una minería ambientalmente responsable, que a su vez, otorgue resultados positivos para las personas, el medio ambiente, las empresas y el país.
