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RESPONSABILIDAD SOCIAL

La sostenibilidad como inversión

viernes, 18 de febrero de 2022

Ana María Bernal

Hace unos días, navegando en LinkedIn, encontré una de las afamadas frases del conferencista estadounidense, Simon Sinek: “el 100% de tus consumidores son personas, el 100% de tus empleados son personas; si no entiendes a la gente, no entiendes de negocios”, la cual me hizo pensar en uno de los principales comunes denominadores que tienen todas las personas: el medio ambiente.

Sin embargo, en esta oportunidad, y como consecuencia, quizá, de la temporada de resultados financieros en la que estamos, la reflexión me llevó hacia el valor que ha adquirido la sostenibilidad de cara a la confiabilidad de los portafolios empresariales y el largo plazo en los modelos de negocio.

Así, y sin mayor novedad, volví a aterrizar en la conclusión de que apostar por causas transversales, como la sostenibilidad, el bienestar social o la equidad de género, además de ser un ejercicio deseable y necesario, es una auténtica y rentable inversión; que, en consecuencia, se puede ponderar y cuantificar.

En ese sentido, por poner un ejemplo reciente, está el informe presentado a inicios de año por la multinacional alemana de software, SAP (SAP Insights), en el que se analizó la relación que perciben las compañías entre la sostenibilidad y el rendimiento de sus negocios.

En este, se evidenció que ya existe un lote de empresas de 17% que asegura que la sostenibilidad repercute en su situación financiera, rendimiento y resultados; y que, como si fuera poco, les da más conocimiento para tomar decisiones en cuanto a su impacto medioambiental, frente a aquellas organizaciones que hasta ahora se acercan a dicho concepto.

En el caso de Pei Asset Management -gestor del vehículo de inversión inmobiliaria más grande de Colombia, que administra 150 activos por valor de $7,6 billones-, esta idea de invertir responsablemente, concebida como la integración de factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (factores ASG) en el proceso de toma de decisiones, se traduce en un negocio más estable y duradero.

Con activos inmobiliarios de alta calidad, que optimizan en los consumos de energía y recursos naturales, establecen una relación de beneficio recíproco con las comunidades donde son construidos y responden a las dinámicas de vida contemporáneas, las edificaciones de nuestro portafolio aportan a que Colombia se acerque a los objetivos fijados en la COP26 de Glasgow, mientras que, a su vez, mejoran la competitividad del mercado nacional de finca raíz.

De esta manera, para ponerlo en términos más prácticos, inmuebles verdes como edificios corporativos, centros comerciales, centros logísticos y hoteles se alzan como una inversión confiable en medio de la reactivación económica, mientras, en paralelo, contribuyen a configurar ciudades y municipios más amigables, prósperos y de mayor bienestar colectivo.

Con esto dicho, en el arranque de este 2022, solo me cabe resaltar que apostar por una hoja de ruta sostenible es la clave para garantizar el largo plazo en los negocios, especialmente los que componen el mercado inmobiliario. Invertir en el planeta y su gente ya no solamente es una decisión altruista, es una decisión rentable.

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