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Se estima que hasta un millón de personas podrían resultar damnificadas y que aproximadamente 537 municipios podrían verse afectados
La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de desastres, que integra capacidades de diversas entidades estatales, publicó las cifras que anticipan la influencia del fenómeno de La Niña.
Dependiendo de la intensidad del fenómeno, se podrían registrar hasta 15 eventos diarios, y los técnicos han proyectado que cerca de 550.000 familias podrían verse afectadas, 16.000 viviendas destruidas, y 224.000 dañadas. Asimismo, se estima que 2,2 millones hectáreas de cultivos y más de seis millones de animales podrían verse comprometidos.
Las regiones más vulnerables son la Andina y la Caribe, con alto riesgo de deslizamientos e inundaciones. Se estima que hasta un millón de personas podrían resultar damnificadas y que 537 municipios podrían ser afectados.
Actualmente, ya hay 13 departamentos y 224 municipios que han declarado calamidad, a pesar de que aún no ha comenzado el fenómeno de La Niña. El peor de los escenarios podría representar daños por cerca de $20 billones, con pérdidas adicionales de aproximadamente $10 billones.
Ante esto, el gobierno ha implementado un marco operativo por fases para hacer frente a esta situación. La fase de alistamiento ya ha concluido, con insumos recopilados de diversos sectores gubernamentales y departamentales. Sin embargo, nueve de los 32 departamentos aún no han entregado sus documentos correspondientes.
Se han destinado recursos necesarios para las siguientes fases, que incluyen la preparación para la respuesta, que podría requerir alrededor de $6 billones, y la recuperación, cuyo costo podría llegar a los $20 billones.
Por su parte, el Ideam ha venido monitoreando la situación climática e informó que, aunque aún no ha iniciado el fenómeno de La Niña, hay 70% de probabilidad de que las aguas del Océano Pacífico se enfríen en agosto y septiembre, lo que podría desencadenar un fenómeno de La Niña débil.
Este fenómeno afectaría principalmente a las regiones Pacífica, Caribe y Andina, mientras que la Amazonía y la Orinoquía no se verían tan impactadas. Sin embargo, otros fenómenos climáticos podrían causar eventos extremos debido al calentamiento global, que ya hizo de 2023 el año más caliente de la historia.
El gobierno se está preparando para esta nueva realidad climática, y el sector ambiental ha lanzado una campaña de alertas por lluvias que incluye fases de prevención, mitigación, atención y compensación. Además, se está atendiendo la temporada de ciclones tropicales y fortaleciendo las líneas de alertas tempranas para informar y prevenir de manera eficiente.