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Ecopetrol colabora con la conservación de 15 especies
Una de las riquezas más importantes de la geografía nacional es su variedad de especies, tanto de flora como de fauna. Tal es así que el país es el primero en aves, con 1.876 especies registradas, también ocupa las primeras plazas en anfibios, gracias a sus 700 especies y actualmente cuenta con la cuarta población más variada de mamíferos en el mundo, con 456 especies, entre otras cifras en las que Colombia se mantiene entre las primeras ocupaciones mundiales.
No obstante, esta realidad ha llevado a que también sean varias las especies amenazadas en el país. De acuerdo con cifras del Ministerio de Ambiente, entre flora y fauna ya son 1.302 las especies amenazadas en Colombia, de las cuales se contabilizan actualmente 182 en peligro crítico, es decir que están enfrentando un riesgo de extinción extremadamente alto en vida silvestre; 431 en peligro, entendidas como aquellas cuyo riesgo de extinción en vida silvestre es muy alto; y 689 en estado de vulnerabilidad, las cuales sufren de un riesgo alto de desaparecer.
Frente a esto, el Ministerio comanda una serie de proyectos para proteger especies insignia de los ecosistemas nacionales como lo son el cóndor andino, las tortugas marinas, el caimán llanero o los felinos. También se encuentran trabajando asociaciones independientes para la preservación de estas especies y adicionalmente los privados aportan su grano de arena para que el país mantenga su biodiversidad y riqueza natural generalizada.
Una de las compañías involucradas en la protección de animales es Ecopetrol. La petrolera del logo de la iguana cuenta con un programa bajo el que se protegen 10 especies en peligro, entre las que se encuentra el emblemático reptil de la empresa.
La petrolera presidida por Felipe Bayón hizo parte del Proyecto Vida Silvestre, el cual, en una primera etapa entre 2014 y 2017 se enfocó en mejorar las condiciones de vida para 10 especies del Magdalena Medio y en la Orinoquía. Desde el año pasado se retomó el programa, con la incorporación de cinco especies adicionales, autóctonas de ecosistemas propios del Putumayo.
Actualmente, el proyecto se lleva a cabo para velar por la protección, en la zona del Magdalena Medio, del bagre rayado, el mono araña café, el manatí del caribe, el paujil de pico azul y el árbol de carreto colorado. En cuanto al trabajo que se adelanta en los Llanos Orientales, en el sector del Orinoco, se encuentran la danta, la palma moriche, y el árbol de congrio. Las especies que ingresaron en la segunda etapa del proyecto, en la zona del Putumayo, fueron el árbol de cedro rosado, el tinamú negro, el tigrillo, el mono churuco y el pecarí de labio blanco.
"Las especies se eligen considerando el concepto de amenaza y complementariedad, y lógicamente que sean propias de los territorios. Primero se determina cuáles son las especies amenazadas presentes en el área que se va a intervenir, luego se seleccionan considerando que usen diferentes hábitats, que tengan importancia en el ecosistema, que sean reconocidas por las comunidades y enfrenten amenazas en el territorio. El objetivo es que la mezcla de especies aporte a la conservación integral de todo el paisaje y el funcionamiento de los ecosistemas", aclaró Santiago Martínez, Gerente de Desempeño Ambiental de Ecopetrol.
Según explica el Ministerio de Ambiente, las diferentes especies que habitan el territorio colombiano, como las anteriormente destacadas, sufren de diversas amenazas para su conservación, entre las que se encuentran el tráfico ilegal, introducción de especies exóticas, ampliación de la frontera agrícola, transformación y fragmentación de hábitats, y el cambio climático.
Otro de los males que aqueja a los animales de vida silvestre en el país es la mezcla con la vida de las personas, puesto que las construcciones cada vez más se están acercando a zonas donde los animales se desarrollaban.
Así lo explicó María Camila Villegas, directora de conservación de la Fundación Grupo Argos, una de las grandes empresas que tiene iniciativas con animales para evitar que esta realidad les cueste la vida a especies como el oso andino.
“Hemos logrado más de 30 acuerdos de conservación con los campesinos de la zona, donde lo que hemos conseguido es que ellos puedan lograr proyectos productivos más sostenibles y dejar partes de sus lotes para bosque”, explicó Villegas.
La intención de esta iniciativa es que, al presentarse una actividad de los osos andinos cercana a la de la sociedad, estos no mueran por disparos de los habitantes de la zona, sino que se generen corredores más amplios para la especie sin que interfieran en temas como el ganado.
Gracias a este esfuerzo, en alianza con Smurfit Kappa y entidades protectoras del medio ambiente, en estas poblaciones se cuenta con un robusto diagnóstico para saber si la presencia de estos animales ha aumentado o disminuido y la respuesta es que se ha mantenido en cifras similares.
Adicional a esta, la Fundación se encuentra trabajando en otro proyecto similar con especies de jaguares y pumas presentes en Antioquia. Sin embargo, la situación es más compleja con felinos, puesto que, a diferencia de los osos, estos sí van en busca de presas, por lo que pueden afectar las vacas de los pobladores de la zona.
En términos de capacitación a sus empleados, la compañía Drummond realiza en el país constantes capacitaciones sobre porqué es importante la presencia de ciertos animales en los ambientes en los que trabajan, para que, junto a sus empleados, se conserven.
Organizaciones como Parques Nacionales Naturales mantienen constante monitoreo para detallar especies que se encuentran en áreas protegidas, para generar escenarios de prevención y control.
Penas para quienes dañen hábitats
Actualmente, aquella persona a la que se le compruebe que violenta el hábitat de una de estas especies o directamente a un animal puede recibir castigos representados en penas de entre 12 y 36 meses de cárcel. Otra de las maneras más comunes de atentar contra los ecosistemas es conservando fauna silvestre en los hogares, lo que ha llevado que el tráfico ilegal de especies afecte a más de 234 tipos de aves, 76 de mamíferos, 27 de reptiles y nueve de anfibios.
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