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Según la Fundación Andi, 230 empresas reportaron inversiones sociales por $455.000 millones.
Con el objetivo de entender qué están haciendo las empresas en términos de responsabilidad social y cómo lo están haciendo la Fundación Andi y la firma Cifras & Conceptos elaboraron la segunda Encuesta de Arquitectura Social Estratégica, un balance que dejó como conclusión que la mayor motivación de las compañías para mejorar sus prácticas sociales es ser más competitivos en el futuro.
Así lo confirmó el estudio que consultó a 500 medianas y grandes compañías en 14 ciudades del país, al revelar que con 58%, la competitividad fue la primera opción escogida a la pregunta ¿qué considera que puede motivar a las empresas a avanzar en mejores prácticas?
Sobre ese resultado, el informe destacó que “es muy importante teniendo en cuenta que las empresas no pueden crecer de manera sana y estable ni ser competitivas en entornos adversos. Es por esto que construir una sociedad más equitativa e inclusiva debe ser un tema de competitividad y parte de sus estrategias de negocio”.
Otras motivaciones también ocuparon los primeros lugares de respuesta, aunque con porcentajes bastante menores. Es el caso de los cambios en la regulación del Gobierno con 33%; el escenario de posconflicto con 25%; y la presión de grupos de interés con 24%. Pero, ¿qué hace que la mayor motivación para mejorar en estrategias de responsabilidad social hoy sea la competitividad?
“La responsabilidad que solo consistía en hacer utilidades ya está devaluada. Hoy, una empresa no es competitiva, si su entorno no lo es”.
“Más que un tema competitivo, para nosotros la responsabilidad tiene que ver con un tema de sostenibilidad del negocio a largo plazo”.
Pablo Jaramillo, gerente de la Fundación Luker, explicó que “no se puede hablar de competitividad de las empresas si sus entornos y territorios no son competitivos”, pues en su opinión los consumidores castigan cada vez más a quienes no hacen bien la tarea en RSE. “Por ejemplo, las empresas que hoy contaminan o que obtienen sus ganancias a costa de remuneraciones bajas para sus trabajadores no tienen mucha opción en el futuro. Hoy los consumidores cuestionan eso”.
Sin embargo, para María Lara, directora de asuntos corporativos de Latam Airlines Colombia, este no es un escenario que se repita en todos sectores. “Lo que vemos desde Latam, por lo menos en el sector aéreo, es que el cliente no necesariamente premia por ser responsable socialmente; de hecho este no es un factor relevante en la compra en Colombia. Sin embargo, valoran la transparencia y la claridad con el consumidor”.
En ese sentido, Lara explicó que para la compañía, más que un asunto de competitividad, la responsabilidad social es un tema de sostenibilidad que le permite mantener su operación en el largo plazo. “Nuestro programa está muy enfocado a gestión de cambio climático porque este es un negocio que tiene una alta dependencia de combustibles y otros recursos no renovables”, explicó.
Es por eso que las compañías colombianas han puesto un mayor empeño en los últimos años para avanzar en estrategias sociales. Una muestra de ello es la construcción de equipos de trabajo enfocados en sostenibilidad. En esa medida, el ADN de responsabilidad de la Andi también destacó que, aunque 52% de las compañías no cuentan con un área destinada a RSE, las firmas que la tienen han aumentado su personal.
Hoy, los departamentos de gestión humana, responsabilidad social o sostenibilidad, como le llaman las empresas, tienen más de tres personas dedicadas a esta labor, mientras que en 2015 la cifra oscilaba entre uno y máximo tres personas; además la mayoría de estos equipos están liderados por mujeres entre 26 y 45 años, con un alto nivel educativo que incluye especialización, maestría o doctorado.
Sin embargo, la encuesta de Fundación Andi y Cifras & Conceptos también encontró que no siempre es sencillo emprender un proyectos sociales. Entre las principales dificultades, 49% de las empresas señalaron la falta de recursos financieros, 27% aseguró que el inconveniente es la falta de aliados y cooperación y 26% dijo que es la falta de interés del Gobierno Nacional en estos temas.
Al respecto, Jaramillo dijo que cuando se habla de falta de recursos es porque la operación está hecha al revés. “No es esperar a ver qué sobra para invertir en responsabilidad, sino entender que esa es una parte de los costos y que la operación tiene que ser lo suficientemente rentable para atenderlo sin afectar la utilidad”.
Sin embargo, sobre la falta de interés del Gobierno, el gerente de la Fundación Luker destacó que “el sector público tiene a su cargo problemas muy complejos y muchas veces sus soluciones no son tan exitosas, por eso ven con buenos ojos que el sector privado los busque”.
Aún así, el informe concluyó que 230 compañías reportaron inversiones por $455.000 millones y 40% del total aumentó su presupuesto en sostenibilidad para 2016. Sobre los resultados, el presidente de la Andi, Bruce Mac Master concluyó que “con este ejercicio hacemos seguimiento a la inversión social de las compañías, entendiendo el compromiso del sector privado en la reducción de inequidad y la promoción de mejores condiciones sociales”.
Voluntariados, una tendencia que sigue creciendo
El reporte de la Andi mostró que aunque programas los dirigidos a los empleados, la filantropía y los nuevos negocios son las acciones que más realizan las compañías en responsabilidad, en los últimos dos años ha sido interesante el crecimiento en voluntariado. Las cifras muestran que en 2015 32% de las empresas empleaban esta acción. Sin embargo, para este año ese porcentaje sumó dos puntos porcentuales y llegó a 34%. La mayoría de voluntariados está destinada a eventos y a poner al servicio de la comunidad a sus colaboradores.
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