Según datos de la organización internacional WWF, 11 millones de toneladas de plástico entran a los océanos cada año.
Y si no se toman medidas, proyectan que el flujo anual de plástico en los océanos se triplique para 2040.
Esto es problemático, pues según explica la organización, el plástico afecta 90% de las especies marinas y limita la capacidad de absorción de carbono del océano, “se infiltra en el aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que comemos e, incluso, en nuestro cuerpo”, explicó Jonathan Sánchez, especialista de WWF.
Cabe resaltar que esto no solo implica costos ambientales, sino también económicos y sociales. El panorama no es alentador si se tiene en cuenta que de todo el plástico producido a nivel global, solo 9% se recicla. Sobre cómo enfrentar esta problemática, en el día a día se pueden tomar acciones, esto, principalmente, utilizando otras alternativas al plástico.
Esto es importante, porque el plástico en particular, se caracteriza por permanecer largo tiempo en el medio ambiente.
Por ejemplo, después de tirar un pitillo, este permanece en el medio ambiente durante casi 400 años. Así, algunos de los materiales que se pueden usar de alternativa son el papel, el vidrio, el metal, el bambú, y otros materiales biodegradables a base de alimentos. En lugar de usar bolsas de plástico, entonces, podría usar bolsas de tela. O en lugar ce comprar botellas de plástico, podría llevar su propia botella reusable.
El fin detrás de reemplazar el plástico también es el de maximizar la economía circular. Mediante estándares estrictos en el diseño de producto y normas de etiquetado, los consumidores pueden aprovechar los residuos plásticos, y así se evitar que estos terminen en la naturaleza.