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Hace unos años encontré un libro que cambiaría mi vida y percepción en más de un área. Su título, así como el argumento central, sugerían un cambio de visión, de actitud frente a situaciones comunes dentro de la vida profesional y personal de quienes trabajamos con temas de desarrollo social, comunidades en situaciones de vulnerabilidad y similares.
'Bridgingthe Gap' es una expresión que nace de una situación ampliamente conocida por los usuarios del metro en Londres. En diferentes estaciones existe un espacio considerable entre el vagón del tren y la plataforma donde esperan los usuarios, lo que se presenta como un riesgo para el transeúnte descuidado; en respuesta a este hecho se pueden apreciar letreros, señales coloridas y fáciles de identificar que dicen: 'Mindthe Gap', es decir, cuidado con la brecha o atención. Las señales no solucionan el problema per se, más bien están dirigidas a informar a las personas acerca del riesgo latente de caer en el hueco.
De la misma forma, durante años, muchos hemos trabajado desde diferentes organizaciones, disciplinas, sectores, para aportar el propio granito de arena en un escenario social que parece ser bastante complejo y adverso al cambio en el país. De aquí que al sentarse en mesas de trabajo con diferentes actores es posible notar dos tipos de situación principalmente: la primera, un optimismo desenfrenado por los temas en discusión, fundamentados en sentimientos de solidaridad, en la voluntad de personas y organizaciones de participar en la construcción de un mundo mejor para todas y todos. La segunda, una actitud totalmente adversa, impregnada de palabras y sentimientos negativos, de personas que se sienten desilusionadas por haber intentado con todas sus fuerzas lo arriba descrito y haberse estrellado contra el muro de una realidad inmóvil y difícil de superar.
En mi opinión el primer obstáculo para el cambio hemos sido nosotros, quienes trabajamos desde adentro en organizaciones en donde priman las personas antes que la lógica económica. Nos hemos concentrado en el diagnóstico y no en ir más allá; un diagnóstico que por demás está claro pues todo esta por hacer. Ahora es tiempo de buscar soluciones integrales y no simplemente de atacar coyunturas, de aquí la importancia de 'zanjar la brecha' ('Bridgingthe Gap') y no simplemente de tenerla presente.
El escenario empresarial colombiano hoy por hoy se debate entre si adoptar o no principios de responsabilidad social o si debe hablarse de responsabilidad o mejor de sostenibilidad, cuando la realidad social del país demuestra que es necesario que las iniciativas surjan desde el Estado, la sociedad civil, la empresa privada, lo nacional y lo local, lo individual y lo colectivo. Los granitos de arena particulares y microscópicos ya no tienen cabida en un panorama que se ha demostrado inmune a iniciativas desarticuladas y que buscan beneficios propios.
Es mucho lo que se dice y poco lo que se hace de manera sincera, organizada y verificable. No estoy diciendo con esto que las empresas deban encargarse de zanjar la brecha señalada, no en soledad por lo menos. Pero ya es tiempo que empecemos como sociedad a considerar una lógica, un fundamento de hacer negocios que vaya más allá de la simple racionalidad económica.
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Hoy por hoy encontramos a lo largo y ancho del planeta, ejemplos de organizaciones que han equilibrado sus políticas, prácticas y procesos de tal manera que buscan obtener los mejores resultados partiendo del supuesto que deben generar valor económico, tanto como valor social y valor ambiental. Esto las ha hecho organizaciones integrales y sostenibles en términos de tiempo y espacio.
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Si una empresa o establecimiento incumple de alguna forma con esta legislación puede ser sancionada con multas que van desde un salario mínimo mensual legal vigente hasta 5.000 salarios mínimos