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RESPONSABILIDAD SOCIAL

Sostenibilidad, del dicho al hecho

jueves, 20 de junio de 2019

La coherencia entre el discurso y los hechos cobra especial relevancia. Preciarse de ser una compañía sostenible implica una gran responsabilidad, pues la armonía entre el discurso y las acciones realizadas debe ser real.

Daniel Perea

Sostenibilidad es un término que se ha instalado en el lenguaje corporativo. Empresa sostenible, gestión de la sostenibilidad o desarrollo sostenible son algunos conceptos que se han vuelto comunes en el argot empresarial.
Más allá de las definiciones teóricas, la sostenibilidad se ha convertido en uno de los ejes principales de las compañías que quieren asegurar su futuro, mantener una imagen favorable e incluso ganar la preferencia de los consumidores. Hoy, más que nunca, el sector empresarial es consciente que hace parte de un ecosistema que crece, se desarrolla o estanca -en parte- por lo que haga o deje de hacer una compañía.
En este sentido, la coherencia entre el discurso y los hechos cobra especial relevancia. Preciarse de ser una compañía sostenible implica una gran responsabilidad, pues la armonía entre el discurso y las acciones realizadas debe ser real.
Son pocos los casos reconocidos internacionalmente que demuestran cómo las más grandes compañías han fallado en su compromiso con la sostenibilidad. Varias empresas han sido puestas en entredicho por sus prácticas de contratación infantil, contaminación o corrupción y son ejemplos de que tomar el camino equivocado genera millonarias pérdidas, numerosas demandas y, sobre todo, una afectación directa en la reputación y la credibilidad. El camino fácil o el atajo es una ruta que aleja a cualquier empresa de sus objetivos de sostenibilidad.
Hacer lo correcto, es lo que las empresas deben hacer. Ni más, ni menos. Tener en cuenta a sus grupos de interés, revisar su contribución al entorno desde una perspectiva social y ambiental; generar relaciones y negocios de largo plazo son algunos pasos para avanzar en la sostenibilidad corporativa.
En 2015, 198 países -entre ellos Colombia- se comprometieron con los objetivos de desarrollo sostenible propuestos por la ONU para erradicar la pobreza, fomentar la equidad de género, proteger al planeta, generar empleo y asegurar la prosperidad para todos. Este acuerdo se ha convertido en una oportunidad para que el sector privado revise su contribución al desarrollo del entorno y, al mismo tiempo, tome medidas para ir más allá del cumplimiento de las obligaciones legales y genere estrategias sostenibles de alto impacto.
Hoy en día, existen diferentes estándares internacionales que califican la gestión sostenible de las empresas. El más reconocido es Dow Jones Sustainability Index que es monitoreado por SAM, entidad que reconoce y lista, anualmente, a las empresas con mejores prácticas en sostenibilidad a nivel global. Este año, Terpel fue incluida por tercera vez consecutiva en el Sustainability YearBook 2019 como una de las 10 empresas más destacadas en el mundo por su gestión sostenible en el sector retail.
El hecho de ser parte del grupo de empresas más sostenibles del planeta ha llevado a Terpel a tener un compromiso superior para poder cumplir su promesa de ser aliados de Colombia e ir más allá de la distribución y comercialización de productos, anteponiendo los intereses del país a los de la compañía.
El reto frente a la sostenibilidad es grande. En Colombia, el actual contexto abre una ventana de oportunidad a las empresas para llegar a los territorios más vulnerables sus buenas prácticas y principios de confianza y respeto, así como el ejemplo de una conducta ética. La sostenibilidad es, finalmente, un llamado a la ética y a la transparencia al que todos debemos responder.

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