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El estilo de vida de los ejecutivos: dietas desequilibradas, falta de sueño y exposición a niveles de estrés, debilita los folículos capilares
¿Alguna vez ha notado que su cabello se debilita cada vez más, o que cada mañana encuentra más mechones en la almohada? Los altos ejecutivos, inmersos en una vorágine de estrés, podrían estar enfrentando un problema que va más allá de la presión diaria: la pérdida de cabello.
En la vida de un ejecutivo, la toma de decisiones, la gestión de equipos y la presión constante pueden ser factores que impactan, no solo el desempeño profesional, sino también la salud personal. Entre las preocupaciones más comunes, aunque a menudo subestimadas, se encuentra la caída del cabello. Este problema, que puede parecer trivial al inicio, se convierte en una preocupación significativa a medida que avanza.
“Si alguna vez ha sentido picazón o enrojecimiento en el cuero cabelludo, si ve más pelos de los que recuerda en su cepillo o almohada, o si incluso ha notado calvas en barba o cejas, podría estar frente a las primeras señales de la calvicie”, explicó la Dra. Juliana Sánchez, directora médica general de Mediarte.
Sánchez señaló que, entre los ejecutivos, el ritmo frenético de trabajo puede acelerar este proceso. “El estrés crónico libera cortisol, una hormona que, entre otros efectos, detiene el crecimiento capilar y sensibiliza los folículos a la DHT, hormona responsable de la alopecia”, advirtió.
El cortisol, la hormona del estrés, interrumpe el ciclo de crecimiento del cabello y puede provocar la caída masiva del mismo. “El efluvio telógeno, que es una pérdida temporal de cabello debido al estrés, es un fenómeno común entre individuos que manejan altos niveles de presión”, explicó Sánchez.
La alopecia androgenética, comúnmente conocida como calvicie, es implacable. Genética, sí, pero también impulsada por factores como el estrés, la mala alimentación y el agotador estilo de vida que enfrentan los altos ejecutivos. A nivel biológico, la DHT (dihidrotestosterona) es la principal culpable de la miniaturización de los folículos capilares, y si está genéticamente predispuesto, el estrés puede ser el detonante que acelere el proceso.
Además, el estilo de vida característico de los altos ejecutivos, que incluye dietas desequilibradas, falta de sueño y exposición a ambientes controlados como el aire acondicionado, puede debilitar aún más los folículos capilares.
“La deficiencia de nutrientes esenciales como el hierro, zinc y las vitaminas del grupo B, contribuye a la caída del cabello”, advirtió Sánchez.
Afortunadamente, no todo está perdido. La ciencia ha hecho avances para devolver el cabello perdido y frenar la caída. “Los tratamientos más avanzados incluyen el trasplante capilar con la técnica FUE, Follicular Unit Extraction, que es mínimamente invasiva y permite resultados naturales al extraer folículos sanos de áreas densas y reimplantarlos donde hace falta”, comentó la Dra. Sánchez.
Además, complementan con terapias como el plasma rico en plaquetas, PRP, y la mesoterapia capilar. Estas terapias, aunque suenen sofisticadas, básicamente hacen que su cuero cabelludo se regenere y fortalezca el cabello que aún tiene.
Quizás esté pensando: “Pero, ¿realmente necesito un trasplante?” La respuesta, según María Paula Guerrero, fundadora de Mapisinalopecia, no siempre es un “sí”.
El método ‘Adaptas’, creado por el centro Mapisinalopecia, es un tratamiento holístico diseñado para combatir la alopecia integrando mentalidad, nutrición y cuidado capilar. El programa se enfoca en sanar el cuerpo de forma natural, obteniendo resultados en tan solo dos meses. Con una base de alimentación antiinflamatoria y enfoque integral, Adaptas ha tratado a más de 1.500 pacientes en 20 países, logrando que 80% experimente mejoras en menos de tres meses.
“El mayor desafío que me he enfrentado durante muchos años antes de poder plasmar el método de Adaptas fue cambiar la mentalidad o la creencia de que la alopecia no tiene cura”, explicó Guerrero. El enfoque de ‘Adaptas’ se centra en “apagar el gen de la alopecia, permitiendo que el cuerpo se regenere, se restaure y vuelva a funcionar como lo hacía antes de ser afectado por el estilo de vida moderno”, añadió.
Guerrero subrayó que el método es personalizado: “todo se hace a través de la educación”, desde enseñar a los pacientes sobre porciones alimenticias hasta ajustar prácticas mentales en función de sus inseguridades y su entorno.
“Los trasplantes capilares son la solución definitiva para casos avanzados de calvicie”, aseguró el Dr. Luis Fernando González, dermatólogo especializado en tricología y CEO de Advancederma. “Sin embargo, para casos menos severos, las soluciones no invasivas son suficientes. Todo depende de en qué fase de pérdida capilar se encuentre el paciente. En casos tempranos, el láser y los tratamientos tópicos hacen maravillas, pero cuando la pérdida es avanzada, el trasplante capilar es la opción más efectiva”, dijo.
Además, explicó que “con técnicas como la FUE, el resultado es natural, sin cicatrices visibles y con una tasa de éxito alta, a diferencia de décadas atrás, cuando los trasplantes daban resultados artificiales”.
Si su agenda no deja espacio para un tratamiento intensivo, empiece con lo básico: su alimentación. “Los folículos capilares necesitan nutrientes para mantenerse sanos”, explicó González. Vitaminas A, C, D y E, junto con minerales como el hierro y el zinc, son claves para un crecimiento saludable. Y, por supuesto, las proteínas: el cabello está compuesto por queratina, una proteína que necesita consumir en su dieta diaria.
Los avances en investigación médica apuntan hacia el desarrollo de nuevas técnicas que podrían transformar el tratamiento de la alopecia. “La clonación de folículos capilares y las terapias basadas en células madre son áreas de investigación prometedoras que podrían permitir la regeneración capilar a gran escala”, mencionó la Dra. Juliana Sánchez. La terapia génica, por su parte, busca modificar los genes responsables de la pérdida de cabello, lo que podría erradicar el problema desde su origen. Sin embargo, aún está en desarrollo.