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Las duchas con agua fría, la movilidad continua y la moderación dietética contribuyen a cumplir con el desarrollo del metabolismo
Realizar complejas rutinas de entrenamiento físico puede no ser suficiente para cuidar su salud y lucir un cuerpo esbelto. Por este motivo, el metabolismo juega un rol fundamental al momento de quemar calorías y procesar fuentes energéticas.
Según un estudio de European Journal of Applied Physiology, ducharse con agua fría es uno de los hábitos más frecuentes para acelerar el metabolismo. Al llevar a cabo esta práctica, las células del cuerpo humano se ven obligadas a producir más calor, por lo cual se apoyan del metabolismo para acelerar el consumo energético.
El descanso también tiene un papel importante para mantener la estabilidad del metabolismo, especialmente durante las horas de sueño. Dormir entre siete y ocho horas es necesario para tener la energía que el cuerpo necesita para mantenerse en actividad durante las labores cotidianas.
Frente a las dietas, es importante tener en cuenta que las prácticas altamente restrictivas frente a algunos alimentos pueden entorpecer el metabolismo, del mismo modo que saltarse las comidas. Si bien la pérdida de peso exige priorizar el consumo de alimentos proteicos, ricos en hierro y con características integrales, el cuerpo humano requiere de una cantidad mínima de calorías para mantener una marcha eficaz que le permita funcionar en su totalidad.
Mantenerse en actividad durante gran parte del día es otra práctica de alta relevancia entre quienes siguen rutinas de entrenamiento. Investigadores de la Universidad de Missouri explicaron que quienes no hacen deporte pero llevan poco tiempo sentados, pueden quemar más calorías y desarrollar su metabolismo, por encima de personas que llevan a cabo algunas horas de entrenamiento pesadas, pero que en el resto de la jornada tienen hábitos sedentarios.
La combinación entre hábitos sanos y rutinas de ejercicios son un impulso para mantener la aceleración del metabolismo en niveles adecuados. Entrenamientos que requieran utilizar y poner en práctica la fuerza física son útiles para la quema metabólica, incluso después de haber realizado aquellos trabajos. Esto siempre y cuando no se limiten a ser los únicos hábitos de movilidad en la jornada diaria.